domingo, marzo 21, 2010

BAUDELAIRE EN UNA TARDE DE DOMINGO


Charles Baudelaire (1821-1867)
Imagen: 1st-art-gallery.com

En una tarde de Domingo, luego de un muslo de pollo cocido lentamente en una salsa de tamarindo y tahini, oscura como la noche; acompañado con arroz al curry, que comí lentamente pensando en Mont Matre y en el Paris de los poetas malditos. En una tarde de domingo cuando los fogones me llaman, -¿Qué cocinero está el domingo en su casa? les oígo susurrar- Con la copa de oscuro vino miro la tarde calmada y recuerdo Charles, oscuro como este vino y ácido como el tamarindo, denso como la salsa y las estocadas de sus palabras como un kata de letras perfecto y rítmico le recuerda a mi alma que: " Al arte es largo y la vida breve" ¿Cuántas cocinas recorridas? y cada día siento que hay demasiado que aprender. Mirando la cacerola a fuego bajo, viendo borbotear el denso menjurge que con el muslo de ave se intercambia sus secretos en lúbrico juego, pienso en la cocina tan infinita y tan misteriosa.

Baudelaire que ha marcado mi vida con sus poemas como con cicatrices en mi alma, hoy de nuevo me dice palabras como escritas para mí. En un domingo en el que no quiero ser esclavo martirizado del tiempo, pero en el que el reloj me clama segundo a segundo y me pide cuentas no veo otra cosa que este poema de Charles, tan cierto como que el sol saldrá mañana de nuevo, Salud

EMBRIÁGUENSE

Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas
y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.


Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, avuestro gusto.
Pero embriáguense.


Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida
ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj,
a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:

“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, a vuestro gusto.

No hay comentarios.: