martes, noviembre 18, 2008

LA CHINITA, PITÁGORAS, PLATÓN, LA ETIMOLOGÍA, EL ARTE Y MI FILIA CON LA COCINA


Hoy el amor está en el aire. La Chinita, virgen adorada en el Zulia, fiel reflejo del gran corazón de los zulianos, de su devoción y de su capacidad de dar amor. En clase, habló el profesor de la etimología de la palabra filósofo, que viene de Filein, (No puedo ponerlo en griego si me explica alguien cómo hacerlo lo corrijo) que es afinar, armonizar un instrumento con otro, o un cantante con otro, o una voz con un instrumento y de To Sofon En Panta (mismo caso) Saber que el Universo es uno. Todo esto desde la óptica de Pitágoras que fue quién inventó la palabra filósofo. Más allá de esa interpretación tradicional de filósofo de: amigo de la sabiduría, esta etimología dice: estar en armonía con el hecho de que el universo es uno. De allí derivó por uso Filia que es amistad, amor. Así se puede decir que el amor entre dos personas es el afinarse, armonizarse uno con el otro. No sé, me parece un bellísimo concepto del amor y estoy aún en shock por el hecho de que el amor es armonía, afinación del uno con el otro, ¿Cuantos problemas nos evitaríamos si tuviesemos esto más presente?
Apegado al concepto de que cocinar es un acto de amor, como he oído a más de un cocinero decir; entonces puedo hoy decir que cocinar es el acto de armonizar a los ingredientes unos con otros bellamente. De armonizarse el cocinero con los gustos de la gente, con sus propios gustos y de lo que piden a gritos que hagan con ellos su creatividad o los ingredientes.
Algunos dicen que el cocinar no es un arte, que la creatividad no es fundamental y que le falta mucho para ser arte, que está más cercano a la artesanía, he oído varias veces el concepto de cocina artesanal, o de cocina en serie, o he observado preocupado como los restaurantes hacen más o menos lo mismo incluso lo más innovador es repetición de otras cosas ya hechas o ya vistas. Platón, que expuso la teoría de que este mundo es una copia de la copia de un original que existe en el utra urano, o en el mundo de la ideas, nos dice algo más dramático; dice que nosotros mismos no somos más que malas copias de alguna copia del original que está muy lejos de nosotros. ¡Quizás sea toda la cocina una copia de una copia de los grandes manjares utrauránicos! Quizás la cocina sea búsqueda de nosotros mismos de ese original alejado del hombre, de ese saber que hay algo más arriba.
Más allá de poder decir si la cocina es o no arte, creo que hay ante un buen plato, un plato exquisitamente confeccionado o presentado, una emoción estética parecida al enfrentamiento de una verdad tan impactante como lo fue para mí hoy lo del significado de filósofo para los griegos. Que al ponerse creativo en la cocina, que al tratar de presentar un nuevo plato hay un plasmar del cocinero, hay un hacer suya la obra, que es el plato mismo, que detrás la creación de un nuevo plato hay un ser humano que trata de expresarse. Que es el no cantar a la rosa en el poema es tratar de hacerla florecer en el poema, pues el poeta es un pequeño dios, como bien dijo Huidobro. Qué la emoción de alguien ante un plato bello, es comparable a la emoción de leer un bello poema, ver una hermosa pintura, oír una bella pieza musical o cualquier otra emoción estética que nos hace elevarnos a alturas inimaginables, que nos hacen trascender o simplemente que nos subliman a nosotros y a la sucesión de instantes en que la vida se convierte desde el punto de vista de la memoria.
Pensando todo esto regreso hoy a poner estas líneas humildes y que al igual que los zulianos a su chinita demuestran mi devoción por la cocina, mi amor por este quehacer, para muchos artístico, para otros artesanal, para alguno científico pero para casi todos pasional y tan cercano a la escencia de todo pueblo y de todo hombre que me llena de dicha y regocijo. Aquí expreso mi afinación con la cocina, mi armonización con este oficio sagrado de los fuegos, que me emociona al punto de tener que citar quizás echonetamente a tan respetados pensadores y a conmover los cimientos más profundos de mí mismo.
Dedico éstas líneas a mis amigos Mafer, Karina Puig, Soledad Felloza e Ivette Franchi, amantes de la cocina, quienes me han mostrado su amor estos días en que he vuelto por acá y a quienes mando con todo mi amor un grande y armonioso abrazo.

miércoles, noviembre 12, 2008

DE VUELTA EN LA ODISEA CULINARIA


Casi un mes sin escribir en el que han pasado muchas cosas: Un viaje interminable y fallido a Caracas en el que no pude asistir a la reunión de la Asociación de Chef de Venezuela ni al Salón Internacional de Gastronomía. Clases de lleno, muchos problemas, nuevos proyectos, nuevas obras, un nuevo Anti-Restaurant, aprendizaje de cocina asiática, nuevo chef, empleado de nuevo, mucho aprendizaje en otras áreas de mi vida, muchos golpes, muchos errores, un poco de conciencia, un poco de rectificación. Con todo hoy vuelvo a este espacio que tanto quiero, en el que soy yo sin serlo realmente. Aunque hubo algunas gratificantes cosas, cumpleaños de sobrinos queridos, tardes inolvidables bajo árboles hermosos, nuevos y hermosos poemas y poetas, algún buen curry rojo o amarillo, ¡Ah!, Sí Van Gogh hubiese conocido los aragüaneyes en flor otro gallo cantaría.

Gracias a quienes aún pasan por acá. Gracias a quienes me extrañan, gracias a quienes siempre extrañaré.