Tres Antonios Gámez
1.- La columna vertebral de la familia Gámez fue mi abuelo Antonio Jota, los días de fiesta giraron a su alrrededor, nunca podre olvidar a mi abuelo en el porche de la casa de punta en blanco, con su traje impecable, peinado con gomina, desde muy temprano en la mañana esperando a sus hijos y nietos el día del padre. Cada día de visita a la casa de mis abuelos, giraban todo en torno a la mesa grande, donde cada yerna, y la hija llevaban platos para compartir en esa mesa familiar, mi abuelo en la cabecera, los niños en otra mesa.
La mesa como centro de reunión de una familia, una mesa servida con amor por Doña Omaira, caldo de gallina muy clarito con arroz, gallina guisada, arroz blanco, ensalada de mi tía Fanny, torta de piña de mi tía Margot, truchas al ajillo, arroz verde con guisantes; recuerdos y sabores que giran en torna a la mesa de mi abuelo y a la cocina de mi abuela. La palabra hogar designa al lugar donde se reune la familia y siente calma, pero se diferencia de la casa que es el espacio físico; hogar es el espacio emocional, psiquico, fundamental, donde se siente seguridad, sociego , protección y paz. Esta protección no es sólo contra las inclemencias del clima, ni contra la malaintención de los enemigos, o los peligros de la calle, es un sentimiento de tranquilidad y apacibilidad. Hogar se designaba antiguamente a el lugar donde se reunía la familia a encender el fuego para calentarse y alimentarse.
2.- Cuando era niño mi papá se mandó a hacer un liquiliqui blanco, al estar listo este hermoso traje venezolano, mi abuelo Antonio Jota le regaló a mi padre Toño, (Antonio Gámez también) unas yuntas de oro, complemento que se pone en el cuello del liquiliqui, con las iniciales A en una y G en la otra que le habían pertenecido. La tradición es un conjunto de patrones culturales que son heredados o transmitidos de una generación a otra, eso tiene que ver cultura, valores, creencias, costumbres. Son heredadas de generaciones anteriores y al considerarseles valiosas se transmiten a las generaciones que les siguen, por lo general por vía oral o vivencial. Así esas yuntas pasaron de las manos de mi abuelo a las de mi papá, como trasmisión material de una herencia intangible. Como representación de la línea familiar que hasta ese momento no se había detenido, como acto de desprendimiento y de amor.
3.- Cuenta mi querido amigo el Dr. Briceño Guerrero que el deseo de adquirir conocimiento es como un fuego que le insufla el pecho a quien lo posee y lo hace estudiar con pasión y desenfreno los temas que le interesan, dice que la labor de un maestro no es la de transmitir el conocimiento, que la labor de un verdadero maestro es la de insuflar una pequeña llama de ese fuego que arde en su pecho, de insuflarsela al discípulo, y así encender ese fuego en el pecho de él. El verdadero maestro enciende la llama de la pasión por el conocimiento en el pecho de su alumno.
1.1 Aún no estoy claro cómo funciona la memoria gustativa, creo que desde que salió la película Ratatouille ahora todo el mundo siente que los sabores les traen recuerdos escondidos en su subconciente. No sé, aún los sabores no me han conmovido hasta llevarme al llanto. Pero creo que algunos sabores y aromas dan sensaciones familiares y tal vez de seguridad, creo que algunos sabores nos trasportan a situaciones, que son recursos de los que nos valemos para recordar. Aún no he llorado con un plato, ni he sentido la necesidad de abrazar a alguien luego de una cena, pero lo que sí sé es que añoro algunos platos, algunas compañias, algunos olores, algunos climas, algunas tardes de domingo. Lo que se es que añoro la mesa hermosa y repleta de mi abuelo Gámez, y su mirada pícara desde la cabecera. Añoro su petición a los nietos de fila india, para peinarnos y ponernos talco en la cara. No sé por qué lo hacía. Añoro la comida de mi abuela, la comida de toda la familia, junta, en el calor del hogar de mis abuelos. Añoro esos sabores y aromas que son hogar para mi corazón, que me dan paz y sociego, calor y tranquilidad.
2.2 Mi abuelo fue todo un personaje, vibrante, de carácter fuerte, divertido, pero a la vez un ejemplo de honradez, trabajo y responsabilidad. Mi abuelo fue un hombre puntual y cabal en su trabajo, salió con la frente en alto del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, al que entró cuando aún era el Ministerio de Obras Públicas, como chofer y del que salió jubilado como administrador de su sede en Mérida. Quiere alguien algún ejemplo mayor de superación? Mi abuelo se unió a Doña Omaira en matrimonio del que nacieron cuatro hijos: Luis Enrique, Fanny, Toño y Goyito, los crió, les dió techo y los alimentó, les enseñó a trabajar y sobre todo les enseñó el valor de la familia. Mi abuelo Antonio Jota fue el guardián y transmisor de las tradiciones de la familia, desde las más simples como la mesa y el correcto comportamiento en ella, hasta la hermosa costumbre de reunirnos en días festivos, navidades, semana santa, día del padre y de la madre, cumpleaños, los domingos...
3.2 Mi abuelo insufló esa llama de familia en nuestra familia, ese orgullo de ser de la familia, ese querer a nuestros tíos, primos, esa unión que a pesar de los pesares aún se mantiene, mi abuelo como maestro de la unidad y de la familia. Sus hijos tuvieron hijos y estos más hijos, la familia Gámez creció y se extendió. El maestro debe estar orgulloso de que la pequeña llama que transmitió, encendió el fuego del hogar de sus hijos y nietos, ese hogar donde resguardarse, calentarse, alimentarse y sentir paz.
3.3 En este último día del padre pasaron tres cosas fundamentales en mi vida, tres eventos que rompieron y volvieron a armar el tiempo en mi existencia, la primera que es el primer día del padre de toda mi vida sin mi querido y respetado Antonio Jota, el guardián de la tradición, la columna vertebral, abandonó su puesto fundamental por la trascendencia espiritual. Mi abuelo Gámez marchó solemne al encuentro de estados superiores y de su querida Omaira. El segundo evento, mi primer día del padre, la hermosa mirada de Eleonora me atraviesa el corazón y me remueve las ganas de vivir, un día del padre al lado del amor de mi vida mi Paz esta vez con el fruto de nuestro amor en los brazos, es indescriptible el cómo este evento ha marcado mi vida. El tercer evento fue el regalo que mi padre Toño Gámez me hizo, me otorgó el honor de cargar las iniciales que compartimos él y yo con el querido Antonio Jota, las yuntas de oro de mi abuelo han pasado a mis manos como evidencia material de una herencia querida y respetada, como llama que insufla el fuego del hogar a mi propia familia, como acto amoroso de mi padre hacia mí, y como máximo homenaje a su padre. No hay honor más grande para mí, ni compromiso más serio que el conservarlas y honrarlas, así símbolo de la bella tradición familiar llevarlas con orgullo, en la conducción del timón de mi propia familia y como guardián de las tradiciones que me han sido conferidas. Y honrar a mi querido abuelo Antonio José Gámez Chacón y a mi padre Antonio José Gámez Volcanes tan caros a mi corazón y tan importantes en mi vida.
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