Estaba hablando con un amigo pintor de acá de Mérida y comentamos acerca de que muchos cocineros vienen de las artes plásticas, el diseño, de la arquitectura o la pintura, hay una asociación intrínseca entre cocinar y dibujar, quizás entre las esculturas y la cocina. Realmente no lo sé, en mi caso por más que lo intenté no pude aprender a pintar, cursos, mucha pintura desperdiciada, en fin no lo sé. Lo que sí sé, es que incluso Ferrán Adriá está este año invitado para la XII Salón Documenta, en Kassel, Alemania, y la invitación es como artista, si él, quién en una entrevista cuando le preguntaron que si consideraba a la cocina como arte, respondió muy cortante: "la cocina es cocina y el arte... arte, más na". Que lo inviten como artiste supone una nueva manera de ver a la cocina.
Si observamos que incluso la cocina está marcada por tendencias artísticas como el minimalismo, que los platos piden volumen, que se cuidan los colores, que las texturas se manifiestan en los platos, que tienen una lógica las presentaciones, que podemos decir que hay platos barrocos, o quizá surrealistas como los de Adriá, que Carme Ruscalleda considera el plato un lienzo en el que traza con los colores de los ingredientes y hace cuadros comestibles. También veremos en todo esto una tendencia de la cocina hacia el arte, o una manera de ver a la cocina como arte.
Hace unos días me invitaron a la escuela de arte de la Universidad de los Andes a hablar un poco sobre las relaciones entre arte y cocina, pensé que solo iban a asistir solo unos cuantos alumnos de la clase del profesor que me invitó, pero resultó que asistieron muchos otros que no tenían nada que ver con la clase. Cosa que me emocionó mucho, ellos ven a la cocina como un arte, un arte incluso en el que se puede uno inspirar. Además plantearon un proyecto acerca de hacer una instalación colectiva donde el público interactuara con las esculturas, incluso que las pudieran comerse la escultura o parte de ella.
Si observamos que incluso la cocina está marcada por tendencias artísticas como el minimalismo, que los platos piden volumen, que se cuidan los colores, que las texturas se manifiestan en los platos, que tienen una lógica las presentaciones, que podemos decir que hay platos barrocos, o quizá surrealistas como los de Adriá, que Carme Ruscalleda considera el plato un lienzo en el que traza con los colores de los ingredientes y hace cuadros comestibles. También veremos en todo esto una tendencia de la cocina hacia el arte, o una manera de ver a la cocina como arte.
Hace unos días me invitaron a la escuela de arte de la Universidad de los Andes a hablar un poco sobre las relaciones entre arte y cocina, pensé que solo iban a asistir solo unos cuantos alumnos de la clase del profesor que me invitó, pero resultó que asistieron muchos otros que no tenían nada que ver con la clase. Cosa que me emocionó mucho, ellos ven a la cocina como un arte, un arte incluso en el que se puede uno inspirar. Además plantearon un proyecto acerca de hacer una instalación colectiva donde el público interactuara con las esculturas, incluso que las pudieran comerse la escultura o parte de ella.
Me parece que la cocina no sólo ha evolucionado como negocio, ni con sus cocineros, sino que hoy día es punto de encuentro entre el arte y la ciencia, entre el arte y el negocio, entre la creatividad artística y la creatividad empresarial.
Los extremos se tocan en la cocina, tal y como dice Hermes en el Kybalión, sigue siendo la cocina un arte-ciencia-negocio-oficio lleno de magia, lleno de alquímia, lleno de innumerables caminos, sigue mostrando lo infinita que es.
Mientras tanto cada vez más los padres se acostumbran a tener hijos que se dedican a estudiar cocina, más arquitectos dejan sus dibujos y los cambian por platillos, cada vez más se refina la cocina, se emparenta con las artes, abandona su función de alimentar y como Adriá que no cocina para alimentar sino para emocionar. Deja la cocina su función utilitaria y de disfrute y se vuelve instrumento de expresión, de creatividad. Dice Vicente Huidobro en un poema. "poeta, no canteís a la rosa, hacedla florecer en el poema." Cocinero no cocineís la vianda hacedla bailar ante el comensal. Veamos platos más bellos, más armoniosos, más delicados, más contundentes, cada uno más cerca de la belleza, porque la cocina es una arte tan perfecto que además se come.
Los extremos se tocan en la cocina, tal y como dice Hermes en el Kybalión, sigue siendo la cocina un arte-ciencia-negocio-oficio lleno de magia, lleno de alquímia, lleno de innumerables caminos, sigue mostrando lo infinita que es.
Mientras tanto cada vez más los padres se acostumbran a tener hijos que se dedican a estudiar cocina, más arquitectos dejan sus dibujos y los cambian por platillos, cada vez más se refina la cocina, se emparenta con las artes, abandona su función de alimentar y como Adriá que no cocina para alimentar sino para emocionar. Deja la cocina su función utilitaria y de disfrute y se vuelve instrumento de expresión, de creatividad. Dice Vicente Huidobro en un poema. "poeta, no canteís a la rosa, hacedla florecer en el poema." Cocinero no cocineís la vianda hacedla bailar ante el comensal. Veamos platos más bellos, más armoniosos, más delicados, más contundentes, cada uno más cerca de la belleza, porque la cocina es una arte tan perfecto que además se come.
2 comentarios:
Muy bonito, Antonio. Porque aunque a la Ruscalleda le queda todo un poco cursi (siento decirlo) está muy bien que los alumnos creen, con cuidado pero con ilusión.
Jajaja,
Gracias Manuel, si creo que es importante.
Saludos desde una tierra un poco más creativa
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