lunes, enero 14, 2013

ACERCA DE LA UNIDAD DE AMERICA LATINA


Imagenes: Mercado Vega Central, Santiago de Chile
Foto: Antonio Gamez


Muchas veces me burle de eso que llaman la unión latinoamericana, siempre me pareció una cháchara demagógica de quienes hacen de la izquierda una pose afectada en la vida. Si bien Las Venas abiertas de America Latina me impresiono en el bachillerato, nunca antes había sentido la necesidad de ser parte de un continente lleno de países tan disimiles aunque unidos por el lenguaje. Dice el Dr. Briceno que el lenguaje común une al continente, junto con una historia común de pueblos ancestrales que fueron conquistados y  derrotados, y aunque la historia la escriben los ganadores, hay un discurso, un sentimiento de conquistados que se manifiesta en cierta forma de rebeldía, en intentos anárquicos de romper con las normas impuestas por los ganadores, algo que llama Discurso Salvaje

Pero recorriendo los mercados de diversas zonas de este continente, comiendo su patrimonio inmaterial: La gastronomía terminas pensando que tenemos una paleta de sabores muy similar en todo el continente, que los ingredientes diferentes son pocos, que varia un poco la sazón pero que terminas sintiendo los sabores de los platos mas típicos muy cercanos, si bien no propios, de verdad se siente una cercanía, es como si esa cocinera que preparo esos platos que degustas fuera una prima lejana, una tía abuela o algún miembro de tu familia con el que no has compartido mucho.

Ingredientes como la papa, el maíz, el ají, la auyama, la batata, los frijoles, el pimentón  nos unen, nos acercan, nos vuelven ciudadanos de la misma mesa generosa. Las influencias foráneas europeas, te hacen sentir aun mas cercanía. He vivido algo parecido a la unión de America latina en los pasillos de los mercados, o en la mesa de una taguara de algún chiringuito de mercado. Hay una raíz que desentrana de alguna manera la torre de babel de los sabores de nuestras culturas con ingredientes y técnicas que se vuelven lenguaje común entre los pueblos de nuestra America.

Los platos viajan, se mudan, invaden, se hacen ciudadanos de otras nacionalidades, influyen o simplemente se descubren. Tenemos ingredientes comunes y llegamos a las mismas conclusiones. He visto en los pasillos de los mercados, en el canturreo de los voceadores de sus productos, en los guisos de las señoras que sobreviven cocinando un hilo que nos une, una columna que sostiene a todo nuestro continente y que nos conecta con nuestras raíces verdaderas. La America Latina es una pachamanca enorme donde se cuecen lentamente los sabores, aromas e ingredientes que serán el gran banquete del mundo entero, solo tenemos que mirarnos con orgullo, y entender ese lenguaje común que nos une y nos hace un solo pueblo.

Ya no me puedo burlar de la unidad de la America Latina.

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