En estos días de escasez siente uno como venezolano una tristeza profunda al pensar que estas tierras son benditas, que son fértiles y llenas de posibilidades. Otros países no tienen la mitad de las cosas que tenemos acá, y son ricos, son solventes y son autosuficientes en cuanto a la producción de alimentos. Hoy día está en boga la frase: Guerra económica; el gobierno dice que la ausencia de los productos en los anaqueles es una estrategia de la empresa privada, cachorros del imperio que tratan de desestabilizar al país con una incertidumbre sobre productos de la cesta básica. Uno se pregunta ¿Cómo es posible que no tengamos harina de maíz precocida en los anaqueles? pero esa pregunta no es así, la cosa es: ¿Por Qué no hay Harina PAN en los anaqueles de los supermercados? Harina PAN un producto de una empresa en particular.
He oído y usado el refrán: "Fulano es más conocido que la arepa... o que la harina PAN..." Quizá es una cuestión consumista. Es una cuestión de un marketing bien manejado, es casi una marca país, cuando uno está en el exterior y ve un paquete amarillo con la famosa señora con la pañoleta, de inmediato piensas en Venezuela. Harina PAN es un producto como la cerveza Polar que forma parte de la idiosincrasia del venezolano.
Pero la Harina PAN no es la única marca de harina para hacer arepas, hay muchas otras, incluso el gobierno tiene un par de marcas propias. Entonces si es una sabotaje, una guerra, Por Qué no hay tampoco harina de las marcas del gobierno. Pienso más aún, Venezuela es un país que están entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, en la franja llamada tropical, esto entre otras cosas quiere decir que no tiene cuatro estaciones. No hay una época donde la tierra no es productiva, donde el clima no permite que las personas trabajen o salgan de sus casas. En los países tropicales hay comida todo el año, basta estirar el brazo para comerse un mango o un cambur o una naranja. En Venezuela nadie se puede morir de hambre, pues hay comida todo el año; entonces ¿Cómo se explica que no tengamos algún producto alimentario?
Las tierras venezolanas son increíblemente fértiles, he oído de buena fuente que los valles de Aragua son de las tierras más fecundas de toda la América. Se por experiencia propia que en el Sur del Lago hay una capa vegetal de hasta diez metros, diez metros de sustrato perfecto para la siembra. Sé que si alguien come una mandarina y escupe la semilla en la tierra ahí prosperará una plantita. ¿Cómo se explica que no produzcamos el suficiente alimento para nuestro consumo?
Todos saben que Venezuela es rica en petróleo y en mujeres bellas, el petróleo históricamente alejó al campesino del campo, haciéndolo migrar en busca de mejores oportunidades en los campos petroleros o en las ciudades. La verdad no me parece un logro tener muchas Miss Universo, de verdad no creo que eso sea un logro para el país, no me emociono, me molesta un poco quizá ver manifestaciones de júbilo por tener una nueva Miss que gana en el mundo por su belleza, preferiría que nuestras mujeres ganaran por su inteligencia, por su trabajo, por su abnegación, no por simplemente su belleza. Venezuela es un país vacío. La mayoría de la gente ve los logros superficiales, no hay reconocimiento de logros profundos.
Venezuela tiene muchísimas universidades, que además gradúan una cantidad descomunal de profesionales al año. Aún hoy, cuando las posibilidades de ascenso en la escala económica y social no lo garantice, como otrora, la educación superior. Ya los títulos universitarios no son garantía del éxito, ni siquiera de una gran diferencia intelectual. Pero aún lleno de profesionales, esa cantidad de profesionales no han hecho uso de sus conocimientos para mejorar la producción del país. La verdad es que este país no produce casi nada. Sacando el petróleo y las misses. Producimos ciertos rubros, pero las roscas en la distribución dañan el mercado, se aprovechan del pequeño productor y le chupan la sangre a los últimos escalafones de la cadena, léase consumidor final.
Quizá el petróleo ha sido una maldición para el país, los chorros de dólares que han entrado al país desde que se comenzó la explotación petrolera se han despilfarrado en políticas populistas, programas mal habidos, elefantes blancos, negocios turbios y la satisfacción de egos y otros obscuros intereses que seguramente no tengo ni idea, además del enriquecimiento ilícito de tribus salvajes, caníbales del ascenso económico. Todo ese dinero que se debió invertir en construir una estructura económica independiente del mismo petróleo, en crear formas de bienestar para los venezolanos y condiciones favorables para los inversionistas extranjeros. Y al menos crear una estructura productiva que nos hiciese autosuficientes en cuanto a la producción de alimentos e incluso pensando en la exportación de comida, como medio de incrementar los ingresos al país.
Pienso que si es posible que estemos en medio de una guerra económica, pero que también hay más de cincuenta años de negligencia de parte de los gobernantes e indolencia de parte de los gobernados. No le importa a nadie los créditos que han otorgado para la producción agropecuaria y se han despilfarrado, robado o malgastado. A nadie le preocupa las tierras que siendo tan fértiles debieron destinarse al cultivo y no a la ganadería. A nadie le ha importado la falta de asesoramiento, el abandono de toda índole, a desprecio al que sistemáticamente se ha sometido al campesino. A nadie le importa. La indolencia es quizá el más terrible mal que puede atacar a un pueblo.
Hoy creo que la pobreza en Venezuela no es económica, pues hemos tenido históricamente raudales de dinero, no es pobreza intelectual pues tenemos y estamos formando miles de profesionales. La pobreza en Venezuela es de otra índole, y esto es lo que más me entristece. Mientra tanto cocino un maíz huevito para hacer unas arepitas, y mientras la guerra económica resuena en los pasillos de los supermercados, y mientras reflexiono sobre las posibilidades del país, sigo aquí, trabajando a diario, porque a pesar de todo creo en Venezuela, y sé que saldremos de esta crisis y tarde o temprano surgiremos.
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