Olegario, hermano de mi amigo Eduardo se fue a Argelia a trabajar en la perforación de pozos petroleros, ya que trabaja con una empresa británica y lo mandaron para allá. Cuenta que ha sido muy difícil la adaptación a las costumbres de esas tierras sobre todo por las limitaciones religiosas tan distintas a las nuestras como lo son las de los musulmanes. Olegario es respetuso con respecto a los de las oraciones y la comida de los seguidores del profeta Mahoma. Por el contrario su compañero Lisandro, quien es oriundo de Maracaibo, como buen maracucho se burla de las costumbres raras de los trabajadores nativos, y sobre todo no entiende la aberración que tienen con respecto a la carne de cerdo y de sus derivados.
El cuento es que hacía mas de un mes que alguien se metía a la habitación de ambos, Olegario y Lisandro, y les robaba. La cosa comenzó con cosméticos y se fue ampliando hasta llegar a perder ropa y otras cosas, un verdadero azote. Ellos sospechaban de los de la limpieza, pero sin pruebas y con lo difícil de la comunicación, ya que los locales hablan francés y ellos inglés, pues se les hizo cuenta arriba dar con el ratero.
Lisandro viajó en diciembre a Maracaibo a visitar a la familia y regresó a Argelia con una gran bolsa de chicharrones criollos, pelos incluídos. Llegó a su habitación la abrió y la desmenuzó completica en el piso de la misma. Hasta ese día llegaron los robos, al parecer se volvió inmunda para los musulmanes.
Costumbres raras, cierto, ingenioso el maracucho, sin duda.
El cuento es que hacía mas de un mes que alguien se metía a la habitación de ambos, Olegario y Lisandro, y les robaba. La cosa comenzó con cosméticos y se fue ampliando hasta llegar a perder ropa y otras cosas, un verdadero azote. Ellos sospechaban de los de la limpieza, pero sin pruebas y con lo difícil de la comunicación, ya que los locales hablan francés y ellos inglés, pues se les hizo cuenta arriba dar con el ratero.
Lisandro viajó en diciembre a Maracaibo a visitar a la familia y regresó a Argelia con una gran bolsa de chicharrones criollos, pelos incluídos. Llegó a su habitación la abrió y la desmenuzó completica en el piso de la misma. Hasta ese día llegaron los robos, al parecer se volvió inmunda para los musulmanes.
Costumbres raras, cierto, ingenioso el maracucho, sin duda.
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