jueves, marzo 01, 2007

La dieta de Einstein


Mientras me cortaba el cabello hablaba con mi peluquera, ella muy sorprendida me contaba acerca del hijo de unos clientes suyos que es un niño genio. El niño de seis años le habló mientras ella le cortaba el cabello de los vatios que usaba el secador de cabello, de la composición química de los ojos, de los aminoácidos, del por qué de los ambidextros, del cerebro humano y concluyó explicando que no le gustaba la técnica de corte de cabello que llaman desgrafilado, porque le daba la sensación que afectaba su retentiva; claro, no si antes aclarar que no habían razones científicas para opinar eso, y que más bien era su apreciación, pero que el factor psicológico no podía menospreciarse en su caso. Todo esto lo decía el pequeño sentado en la famosa silla para niños de la peluquería.

La peluquera que me narro esto desconcertada me dijo que: “hoy día los niños nacen aprendidos, que quizás algo del espacio exterior a influenciado a los niños, pero que ella estaba segura que la alimentación ha influenciado eso de la inteligencia de los niños.” Me decía que los niños nacen hasta con dientes y que no debería extrañarnos que pronto nazca un niño que ya camine.

Este tema de los niños índigos y los niños genios está en boga, es cierto que ahora los pequeños parecen más inteligentes, demuestran una competencia lingüística excepcional y tienen aptitudes para el manejo de la nueva tecnología. No sé si la alimentación haya influido; más allá que hoy día la distancia entre niños y adultos se ha visto reducida por el trato hacia ellos, recuerdo que en mi niñez era causal de castigo meterse en una conversación de adultos y hoy día los niños opinan y le faltan el respeto a cualquiera sin que nadie se moleste por ello. En otros tiempos los niños eran tratados casi como animalitos, como seres desprovistos de raciocinio, hoy día no sólo son tomados en cuenta para todo sino que hasta las leyes los amparan en contra de la discriminación. Niños como adaptados a la vida moderna nacen y se desarrollan en la sociedad.

Recuerdo haber leído que la estatura de los primeros habitantes de América era baja debido a la alimentación que llevaban, cargada de carbohidratos y pobre en proteínas. Pero en realidad ¿además de consumir más proteínas la alimentación de hoy día la alimentación es mejor? Tuve la suerte de conocer a mis bisabuelas por parte de madre, las dos llegaron ser nonagenarias, ellas daban importancia fundamental a la alimentación, la cual estaba basada en productos naturales, mucha fibra, muchos granos, pocas carnes rojas y el consumo de pescado azules en la figura de las sardinas en lata. El consumo de productos químicos era casi nulo, salvo el de los preservantes de las latas de sardinas y salmón, que otrora era comida de pobres, como se solía decir en Venezuela. Tal vez la vida más tranquila haya influido, pero ambas murieron de viejitas y no por alguna enfermedad de las que ahora aquejan a la sociedad. En la medicina oriental el médico ante una enfermedad da alguna receta con medicinas que consumir sino que examina concienzudamente la comida del paciente y recomienda cambios en la dieta no para restituir la salud sino para prevenir las enfermedades.

Es cierto que la población medianamente pudiente tiene un mayor acceso a comidas de calidad, llámese esa calidad proteínas, pero el consumo de productos químicos se ha intensificado. El ritmo acelerado de vida, la sociedad súper sintetizada, el consumismo, la distancia que existe entre los habitantes de las ciudades y los productores de alimentos, la comidas procesadas a bajos costos son factores que nos empujan cada día a alimentarnos con productos nocivos para la salud, a llevar dietas no tan saludables. La masificación de las cadenas de fast food y sus campañas millonarias dirigidas a los más pequeños nos fuerzan a asistir a esos escenarios de comidas que no sustentan. Es preocupante que los altos índices de enfermedades están claramente relacionados con la mala alimentación que lleva la población, sin mencionar la evidente crisis que atraviesa el país, donde nadie puede dudar que las clases más desposeídas llevan la peor parte y la peor parte es comer peor.

El alto consumo de pastas alimenticias en Venezuela hace evidente que el consumo de carbohidratos sustituye en alto grado al consumo de proteínas en el país; más acá de no mencionar las cada vez más frecuentes desapariciones de productos de consumo básico en el país. Todo esto me hace preguntarme si la peluquera tiene razón al decir que los niños prodigio son consecuencia de la mejor alimentación que tenemos hoy día. Yo pienso que los niños prodigio son un prodigio hoy día y los factores que los hacen así tienen que ver con otras cosas, sino serían muchas las noticias que tendríamos de la dieta de Albet Einstein.

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