Miercoles, 27 de Julio de 2007
Ya en Cúcuta fuimos a hacer unas compras, conocí el barrio de La Merced, que no conocía; un lugar donde están agrupadas la mayoría de las ventas de repuestos para carros; muy típico tanto por su gente como por el ambiente. En una calle me encontré con una Cigarrería, un pequeño negocio donde tienen unas mesas hacia la calle, venden cerveza fría, y la gente se reúne tranquilamente a refrescarse y fumar un cigarrillo. En esa ciudad gustan de poner mesas en la puerta del negocio, y en las aceras como hay árboles es muy fresco estar en un negocio de este tipo. En La Merced también hay varias Cervecerías una al lado de la otra con el mismo formato de mesitas en la entrada del negocio con vista a la calle. También, y esto es cosa que me parece muy divertida, por calle pasan unos hombres con unos carritos en forma de lata de cerveza con ruedas, una suerte de los carritos de helado en Venezuela, pero allí llevan Costeñita fría, una cerveza famosa por no ser tan amarga y tener una baja gradación alcohólica.
En una esquina del mismo barrio me sorprendí al encontrarme un par de quioscos de metal, donde había un aviso que decía: Cevichería. Algo que me sorprendió, pues si es cierto que el colombiano gusta mucho de la comida del mar, sobre todo de la comida afrodisíaca, y ya en otras oportunidades pude ver la venta de un preparado de ostras en otras partes de Colombia, nunca antes ví que ofrecieran ceviche en la calle.
El quiosco lo atendía una Señora mayor y en realidad eran dos quioscos y un carrito; en el quiosco principal tiene los implementos e ingredientes para preparar los ceviches, de ostras, de chipichipi y de camarones; en el otro quiosco un exprimidor de jugo de naranja que ofrecen recién exprimido y le pueden añadir vino Sansón, un vino quinado; huevitos de codorniz, y frasco rojo, un multi vitamínico, toda una bebida refrescante, reconstituyente, energizante y quizá hasta afrodisíaca. El carrito era una cava donde tenía los mariscos refrigerados y guardaba los ingredientes de alacena, mayonesa, vino tinto, galletas etc…
Del techo del los quioscos colgaban a manera de adorno bolsitas de Borojo una fruta parecida al Tamarindo, muy apreciada en Colombia por sus propiedades afrodisíacas. Probamos los ceviches el de ostras muy sabroso le pone además de limón recién exprimido vino tinto, cebolla picadita, y salsa picante; el de chipichipi no lo probamos y el de camarones era más bien un cocktail, con salsa rosada, salsa picante, cebolla picada, todos servidos en vasitos plásticos y acompañados con galletitas de soda. Una verdadera maravilla. Definitivamente con lo pintoresco de los personajes y los locales que ví quede a merced de Cúcuta.
1 comentario:
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