Mostrando las entradas con la etiqueta Recetas Venezolanas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Recetas Venezolanas. Mostrar todas las entradas

viernes, diciembre 27, 2013

LAS HALLACAS, LOS VIAJES DE MI AMIGO JONUEL Y DE COMO RECUPERAR LOS RECUERDOS...


Foto: Caco Talavera / Hallaca: Creación colectiva (familiar)



"Traté de dar al caos la unidad de mí mismo y pensé 
con arrogancia paradójica que una burbuja de nada, 
limpia de todo ser, puede herir de pánico 
a todos los entes del universo 
(después supe que en una gota de nada está 
toda la nada y que la nada es nada)..."



1.- Mi querido amigo Jonuel me contó en una ocasión que cuando vivió lejos de la patria, sus amigos y hasta sus parientes lo criticaban por lo desapegado que era, pues en esa lejanía espacio-temporal (eran tiempos de viajes a Europa en barco)no extrañaba a sus padres, ni a sus hermanos, ni a sus abuelos, menos aun a sus amigos. Sin embargo, me dijo: "No extrañaba a mi familia pero si extrañaba un sancocho de gallina criolla, un picadillo llanero, pero el de verdad hecho con carne seca, unas patica e´grillo, unas arepas con queso blanco..." 

Hecho Doctor y pasados ya muchos años, cuando al fin volvió a su tierra natal, con un plato de picadillo llanero frente a él, una cucharada caliente de ese humilde platillo le enseñó, que en ese plato de picadillo estaban contenidos sus padres, sus abuelos, sus hermanos, sus amigos. Ahí en ese guiso sencillo con productos del conuco estaba contenida su patria y su familia... y sus mas gratos recuerdos.

2.- En mi casa las hallacas eran mi madre, ella amaba hacerlas, creo que le daban sentido a todo el trabajo del año, la hacían sentir que había logro al terminar un año y tener salud y dinero para poder hacerlas. O sencillamente amaba hacerlas. Siempre fue como una fiesta, como una reunión familiar el hacer las hallacas, muchas veces con mi abuela, pero siempre mamá, mi hermana y yo... Aún cuando a mi se me acusó muchas veces de ser independiente, desapegado, aún con esas acusaciones no me perdía la fiesta de las hallacas. Recuerdo especialmente las hallacas de diciembre de 2006, las hicimos en casa de mi hermana por primera vez, mamá feliz dirigía la operación, varios amigos, la familia en el hogar, quedaron exquisitas, no olvido su aroma, ni su sabor. El siguiente 9 de enero, Haydeé partió, nos quedaron sus hallacas en la nevera, como el último acto de amor por nosotros. Lamento no poder recordar Cuándo comí la última hallaca de las que dejó.

Luego que ella partió no volvimos a hacer hallacas, y de alguna forma fue como si ya no tuviéramos hogar. Año a año un triste sentimiento nos ha embargado a mi hermana y a mí, quizá asociábamos el hacer hallacas con mi madre, no lo sé, sólo abandonamos la idea de hacerlas como abandone algunas ideas, algunos proyectos, así como algunas fotos de Haydeé duermen entre una gaveta. No es que no la recuerde, pero su recuerdo especialmente en diciembre me duele aún.

3.- Yo no he sido navideño, desde que mi primo Kike me dijo que quien me traía los regalos no era el niño Jesús una extraña decepción me alejó de los villancicos y los arbolitos hiper adornados. Creo que dejamos de ser niños cuando dejamos de creer en la magia. La razón siempre tan fría, desmorona sin piedad las más hermosas cosas de la niñez y como a bofetadas te vuelve "Adulto". La muerte también te vuelve adulto, no se si es fría la muerte, se que es repentina, furtiva y despiadada. Se fue la magia y la alegría con comentarios malvados y garrotazos mortales. Es terrible que el crecer es darse cuenta que nada es para siempre, que muchas de las cosas en las que te hacen creer no son verdaderas, que finalmente se vive una gran mentira, una gran ilusión y por una cantidad de tiempo limitada. Es duro dejar de ser niño y encarar las verdades de la vida. Suena débil de mi parte esto, lo sé. Pero es realmente sincero.

Conclusiones.- Este año que fue tan difícil, tan lleno de sacrificios me trajo de nuevo a mi lado a mi amada familia, a ambas. Me trajo también el vivir por primera vez las navidades con mi hija Eleonora y mi sobrino Fabrizio juntos (nunca había vivido eso)pues mi hermana Omaydeé se vino a pasar las fiestas con nosotros en Maracay. Estas navidades me trajeron también nuevos hermanos, hermanos de una hermandad nacida de los más sagrado: el trabajo y de la conciencia de que la vida del hombre es más que la cotidianidad.

Así que este año dejamos atrás las decepciones y las tristezas y decidimos hacer hallacas. Unidos, con alegría, con entusiasmo, con ingenuidad, con magia, con amor, con emoción, compramos, preparamos, armamos, amarramos y cocimos hallacas al estilo andino, con guiso crudo y garbanzos. Luego en la mesa, frente a esa prueba de mezcla cultural, frente a ese monumento de la sapiencia venezolana, entendí que en la hallaca esta contenida toda Venezuela, esta contenida toda mi familia e incluso en la hallaca vive de una manera mágica el espíritu de mi madre. En el acto sagrado del comer, ser partícipe de todas las generaciones y todo el amor con que mi madre nos crió. Este año con mi hija y mi sobrino, con mis nuevos hermanos y mi hermana de siempre, con mi amada Paz compartiendo la mesa generosa, tuve conciencia del poder contenido en un plato hecho con amor y de verdad disfruté de la navidad, que hizo renacer en mi esa alegría tan mía que me abandonó a golpes hace ya varios años. 

Esa hallaca me devolvió el sentido de hogar, de familia, de vida y del verdadero amor.

lunes, diciembre 31, 2012

ODISEA CULINARIA NO HA OLVIDADO A ITACA



Entre el 2003 y el 2004 Ángel y yo estábamos fascinados de manejar una cocina, por esos días no era común que los restaurantes ofrecieran cocina venezolana. Me refiero a los restaurantes de alta cocina o mejor dicho lujosos. Y se nos ocurrio por que no montar un festival con productos venezolanos y platos con sabor a nuestro país. El festival aunque atropellado y con la mirada dudosa de los dueño del restaurant. Fue un éxito. 

Usamos producto como bagre rallado, un pescado al que llaman armadillo, mango verde, culantro, flor de saúco, guacuco, carne mechada, pero con preparaciones diferentes, usando el producto como bandera, pero con recetas distintas por ejemplo preparamos el bagre rallado a la vizcaína, insisto que hoy día esto no suena innovador pero para esa época en Merida era todo un riesgo. Tuvimos platos buenos y otros no tanto, pero nos dio confianza en lo que hacíamos y nos mostró que había producto de muy buena calidad en el país, que había una vía poco transitada para los cocineros venezolanos. Investigar y desarrollar nuestros productos. Así nació Odisea Culinaria.

Recuerdo que en ese festival me mandaron a llamar de la mesa seis una senora yo con temor fui a la mesa y me pregunta si yo era el chef, yo le respondo que si. Ella me dice: 
-Eso que me sirvió como rallado es Bagre cierto?
- Yo con mucho temor respondo- Si, es bagre, pero es bagre rallado de Barinas...
-Pues los felicito, es la primera vez que alguien se atreve a poner bagre en un menú elegante, es una audacia, pero les salió estupendo el experimento.

Angel y yo seguimos investigando e incursionando en diversas áreas d la gastronomía pues nos dimos cuenta que para aprender de los productos había que aprender a elaborar las cosas nosotros mismos, asi incursionamos en campos diversos como la panadería, la elaboración de embutidos, de quesos, de turrones, la heladería artesanal, el barismo, la cata de cafe, la elaboración de licores artesanales, la elaboración de vinos y cerveza artesanal, la historia de la gastronomía, y hasta la botánica y la agronomía ya que terminamos cultivando nuestra propia huerta, o conuco como me gusta llamarle. También nos pusimos a recopilar recetas venezolanas, primero familiares y luego de familias amigas. 

Ocho anos después y luego de rodar por muchos sitios dentro y fuera del país aprendiendo, terminamos abriendo unas cafeterías en  Caracas donde usamos cafés 100% venezolanos, y donde todos los productos desde la pastelería, los panes y hasta los embutidos los elaboramos nosotros mismos. Artesano Cafetería ha tenido buena aceptación entre los caraqueños.

Una de las cafeterias esta ubicado en pleno Casco Histórico por lo que hemos participado en las actividades que el Gobierno del Distrito capital programa mensualmente, como no somos artistas sino cocineros, así que hacemos intervenciones del bulevar Panteón y de diversas plazas del Casco Histórico con una cocina donde una vez al mes mostramos una receta tradicional venezolana, la enseñamos a preparar, les obsequiamos la receta en un volante y luego les damos una degustación a las personas que van pasando. 

Esta experiencia de la intervención es de alguna forma el resumen de todo el trabajo que ha venido haciendo Odisea Culinaria en estos últimos ocho anos. En el podemos mostrar lo que hemos aprendido y lo que nos enorgullece de nuestra gastronomía. La experiencia de todo este ano de las intervenciones dio como resultado un humilde pero muy hermoso recetario que le llamamos Muestrario de cocina tradicional: Una Odisea Culinaria por Venezuela desde el Casco histórico de Caracas. Este pequeño libro nos llena de alegría porque creemos que es necesario registrar el trabajo de investigación. 

El nombre de Odisea Culinaria se debe a un poema de Constantin Kavafis llamado Itaca, que habla del regreso de Ulises desde Troya a Itaca su tierra natal, pero el poema habla del viaje que los importante de los viajes no es llegar al objetivo sino el viaje mismo y lo que en el se puede aprender. Por lo que puedo decir que nuestra Odisea Culinaria no ha olvidado nuestra Itaca.

jueves, abril 21, 2011

EL PONCHE Y LA SEMANA SANTA EN SAN RAFAEL

San Rafael de Muchíes a principio del siglo pasado

De nuevo Valentina nos mandó una Receta con Historia, esta vez ocurre en el hermoso San Rafael de Mucuchíes, que creo es uno de mis pueblos más queridos de Mérida, la historia ocurre en Semana Santa, cosa que me parece coincidencial, ya que justamente estuve en este bello pueblo muchas veces en la Semana Mayor, cuando viajaba desde allí hasta El Tisure, famosa casa del artista Juan Feliz Sánchez, a ver su obra y a entender que ese lugar donde hizo la capilla de piedra original es sagrado. Esos viajes a la montaña que hacía buscándome a mí mismo en lo profundo de las montañas andinas, conectándome con la tierra y tratando de religarme. Cuando bajaba de la montaña, acampaba un par noches en la vega del río para ver la pasión viviente y disfrutar de San Rafael... ¡Salud Valentina! por tan bella historia, por los resuerdos y por la receta.

UN PONCHE SEMANASANTANERO Y EL RECUERDO DE UNA EDAD.

Siempre he sido y pienso que seré una persona religiosa. Pasando por distintas etapas y creencias, desde la cristiana, formación bellísima de mi infancia y adolescencia, pasando por el budismo y taoísmo. Confesando haber pasado por épocas de profundo escepticismo en las cuales incluso creía ser atea, afectando ciertas afinidades comunistas-marxistas y casi que me incluyo en las filas del famoso partido MIR. Sigo siendo una persona religiosa, creo que la religión en su más íntimo sentido significa RELIGARSE, reunirse con la fuerza que nos dio origen y por eso mismo su sentido es universal, por eso muchas de la iglesias de nuestro planeta comulgan en muchos aspectos y por eso el hombre siempre se sentirá inmerso en un MISTERIO, más allá de su razón y de explicaciones científicas.
Cuando tenía 17 años, tuve una especie de crisis vocacional… algunas personas descubrimos lo que nos verdaderamente nos gusta después de haber vivido y transitado, otras lo saben desde siempre, no importa cuál sea el camino andado, quizás lo que importa es ver la luz en el camino aunque sea en el último momento de vida. Bien, a los 17 años creí que mi vocación era ser monja. Muchos amigos no lo creen, y piensan en las dificultades que pudieron tener los sacerdotes con una monjita así, otros que me conocen más, no lo ven tan improbable. El punto es que, y, allí viene el recuerdo culinario, debido a esa vocación participé en grupos juveniles de acción comunitaria y de transmisión del evangelio. Para ésa época fui enviada con 5 amigos más a San Rafael de Mucuchíes, para ayudar al padre en sus oficios de la Semana Mayor. Los varones se quedaban con el padre durmiendo en la casa parroquial y las mujeres en casa de una amiga, cuya familia vivía allí. Nos tocó ayudar en todas las preparaciones e incluso a mi particularmente me tocó, ayudar en las famosas siete palabras del jueves Santo, ante un micrófono que salía de la iglesia y abarcaba todas las calles del pueblo me tocó explicar la famosa frase del Cristo en su momento en la cruz frente a su Madre María y su apóstol Juan: “Madre ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre”… ¡ que susto! , además mi discurso había sido preparado con la ayuda de mi gran amigo, el Padre Jesuita Madariaga, que en paz descanse, que tenía ciertas ideas un poco irreverentes, y me preparó a esa edad, para hablar del verdadero sentido de la Virgen María, el tema de su castidad, el sentido de la hermandad entre Juan y Cristo y dele con esos temas escabrosos, de los cuales mejor no seguir comentando.
Bien, el punto es que en esos pueblos del páramo la tradición culinaria, hace treinta años, era ( y seguramente tendría muchos años de tradición): sopa de habas secas, guiso de pescado salado, papas, arroz y un pan de pueblo que horneaban en hornos de leña a comienzo de semana, medio dulzón, duro , de miga compacta y elaborado con poca levadura que duraba toda la semana. A lo largo de la semana mayor, y en todas las casas que nos invitaban, ese era el menú fijo, se notaba que era la tradición, hasta el punto que el último día nos fuimos a un restaurante en las afueras del pueblo a comernos algo de carne asada, pues teníamos siete días comiendo desayuno, almuerzo y cena, el mismo menú. La receta que presento a continuación es de una bebida que tomaban por allá, y que ahora me llama mucho la atención pues es una bebida fría, poco compatible con el clima, En todas las casas era un homenaje en Semana Santa servir a sus invitados esta especie de ponche, que además de ser muy dulce, a ésas latitudes, parece que se sube a la cabeza muy rápidamente, más aún que el famoso calentadito parameño….. TOMEN NOTA LOS MAESTROS COCTELEROS.


PONCHE SAN RAFAEL DE MUCUCHIES

Una botella de vino tinto
Media botella de ponche crema
Media lata de leche condensada
Abundante hielo semi molido

PREPARACION

Mezclar todos los ingredientes en una licuadora y procesar, debe quedar una bebida cremosa de un color vino claro. Verter en una jarra grande y que cada quien se sirva… AMEN.

Chef Valentina Inglessis
Restaurant El Escondido

martes, abril 19, 2011

LA INFANCIA DE VALENTINA Y UN ARROLLADO DE HISTORIA MERIDEÑA

Laguna de Urao (Lagunillas) año 1920

No es costumbre de este blog publicar recetas, pero me pareció hermosa esta que me mandó mi amiga Valentina Inglessis a la que ya he mencionado antes, es una receta tradicional de la semana mayor que preparaba su abuela en Lagunillas, Estado Mérida. Para Valentina toda receta tiene su historia, me parece maravilloso que los cocineros cuenten de cómo comenzó su relación con la cocina, además con una receta tradicional que ya probaré en mi propia cocina.

UN PLATO QUE SERVIAN EN CASA DE MI ABUELA EN SEMANA SANTA

Mi padre, George Inglessis, nació en Lagunillas del Estado Mérida y mi abuela, Hilda Varela de Inglessis ( Dios la tiene en su gloria) era lagunillera de pura cepa.
Mis recuerdos de vacaciones de infancia allá en Lagunillas, son uno de esos tesoros que para siempre guardaré en mi corazón. Siempre que llegaban las vacaciones nos mandaban a casa de los abuelos a “temperar” como decían ellos. Tanto en diciembre, como en Semana Santa y en julio y agosto pasábamos semanas enteras en esa casa cuyo recuerdo me llena de nostalgia, entre juegos y regaños, los gallos de cría de mi abuelo, la costuras, tejidos y bordados de mi abuela, las caminatas alrededor de la laguna de Urao, los paseos en el “ torito negro” el Ford antiguo de mi abuelo, las visitas a las “comadres”, los pleitos para que nos acostáramos a las ocho de la noche y para que hiciéramos siesta después de almorzar y sobre todo bajo la custodia culinaria de Doña Hilda ( Mamá Hilda , la llamábamos sus nietos) encargada de hacer engordar a toda costa a esos flacuchentos de sus nietos ( la más flaca, la mayor, Valentina alias Ninina ).
Doña Hilda era una de esas mujeres que llevaban el arte en sus manos, cosía, tejía y bordaba hermosamente. Cuidaba su jardín con gran esmero y tenía un pequeño orquidiario, tenía como dicen,” buena mano para las matas “. Y en la cocina igualmente, sus manos eran divinas. Su sazón era innata. No sé qué tenía su carne asada que al recordarla se me hace agua la boca, su dulce de higos era el más verde que he visto, parecían hermosas esmeraldas gigantes, el dulce de durazno es el mejor que me he comido en mi vida, su torta de plátano la he intentado reproducir y nunca me queda pero ni remotamente parecida a la de ella. Preparaba sopas, helados, dulces, carnes, marranos, pastelitos, raviolis, suspiros, buñuelos, hasta las arepas le quedaban deliciosas. Por alguna razón indescifrable, mis recuerdos culinarios de infancia se limitan a la cocina de Doña Hilda. Puede ser porque asocio esas comidas con los gratos momentos pasados en esa casa, con el cariño recibido, puede ser también que había un objetivo muy claro de hacerme engordar y buen tiempo de la atemperada lagunillera transcurría en la cocina y en la mesa, pero también puede ser, mejor dicho, de eso estoy segura, que La abuela era una excelente cocinera medio empírica, con muy buena sazón y con algunos conocimientos técnicos que ahora me sorprenden, como por ejemplo siempre que batía claras de huevo para hacer merengues , les agregaba unas gotitas de limón o vinagre. Ya desde niña disfrutaba tanto de esa cocina, que no me importaba en diciembre levantarme de madrugada junto con la abuela y sus hermanas y comadres para ayudarles a preparar las hallacas, dicho sea de paso, las únicas hallacas andinas que me han gustado.
En Semana Santa, se cocinaba en exceso, los jueves Santos los siete potajes, que no los recuerdo muy bien pues nunca llegué a comer los siete. Si recuerdo sopa de arvejas y por lo menos dos de sus afamados dulces. En el pueblo la gente tenía la creencia que había que comer pescado el viernes Santo y que no hacerlo era incurrir en una falta religiosa, cosa por lo demás que nunca he entendido, pues se supone que El Cristo, comió cordero en su última cena, no pescado, y a nosotros los niños nos decían que si no comíamos pescado ese día, nos convertiríamos en un pez.
Eso sí, a pesar de esa creencia, la utilización de pescado fresco en esos pueblos es algo relativamente reciente, supongo que había ciertos prejuicios por la frescura del mismo y los platos de pescado se solían preparar a base de pescado salado seco o de pescados en lata como atún o sardinas.
La receta que les presento a continuación es un plato que preparaba Doña Hilda para esos días Santos y que he tenido que adaptarla a la manera que solemos hacer los cocineros cuando no sabemos las cantidades exactas diciendo agregue “ al gusto “ o “ al ojo” tal o cual ingrediente, puesto que no tengo datos escritos y me remito a los recuerdos para escribirla.

AROLLADO DE PAPA Y ATUN. UNA RECETA DE LAGUNILLAS EN SEMANA SANTA

Kilo y medio de papas
Dos latas de atún grandes
6 huevos sancochados
Dos pimentones rojos cortados en juliana
Perejil y cilantro picadito
Alcaparras y aceituna rellenas picadas , cantidad al gusto
Dos tazas de mayonesa casera
6 cucharadas de leche en polvo.

PREPARACION:
Pele y cocine las papas en abundante agua salada. Haga un puré que no quede muy suave, no le añada líquidos de cocción ni mantequilla. Agréguele simplemente la leche en polvo y rectifique la sal. Ponga a enfriar el puré un rato en la nevera y luego extiéndalo en forma de rectángulo sobre un paño húmedo. Unte con un tercio de la mayonesa y extienda el atún, los huevos picados, las aceitunas, alcaparras, perejil, cilantro y una parte del pimentón. Enrolle a lo largo el rectángulo, como si fuese hacer un brazo de gitano. Transfiera el arrollado a una bandeja larga , úntelo con el resto de la mayonesa, decore con tiras de pimentón, rueditas de aceituna, y ramitas de perejil y cilantro. Refrigere, Debe cortarse y servirse frío.
Chef Valentina Inglessis
Restaurant El Escondido

miércoles, diciembre 09, 2009

CAMINO A MACHU PICHU


“Hay tres Panes que amo: Uno italiano, el panettone,Otro francés, el pain au chocolat; Y el otro, venezolano, el pan de jamón.Y los amo tanto, que los quisiera legendarios, cargados de historia, aunque sea de la más pequeña, de la casi anónima, pero grata y que nos toque el corazón.”

Rafael Cartay. El Pan nuestro de cada día.

Me dijo mi amiga Karina Puig que cuando se encontró con la panadería su amor por la cocina llegó a una encrucijada, a una disyuntiva. Una tarde hermosa merideña una innolvidable mujer me preguntó si yo creía que existía un solo amor en la vida de uno, yo le respondí que no. Que hay varios amores de la vida, en la vida de uno, y que unos llegan en los momentos más cumbres, cual culebrón de Venevisión; amores que llegan para ser encrucijada, para hacer que uno piense en qué camino seguir, para que uno se cuestione a sí mismo. Así, la panadería llega a la vida de un cocinero, para hacerlo a uno cuestionarse su amor a la cocina. Ella no se cuestionó más y se fue con su amor, fui una brevísima encrucijada.

Ya es suficiente razón de peso que el pan sea junto al vino alimentos sagrados para casi toda la humanidad. Ya es mucho saber que, comparte con el vino y la cerveza la particularidad de estar vivo y desarrollarse, de ser un alimento que es la unión del trigo regalo de la tierra al hombre y el trabajo de él mismo. La naturaleza y el hombre unidos, Van Gogh dijo: “El arte no es más que el hombre unido a la naturaleza” Ay! Vincent! Como son amarillos los panes bajo tu sombra y tu recuerdo.

Más aún, el pan, alimento básico del hombre, y el arte de la panadería han caminado junto al hombre por su historia, desde el descubrimiento de la harina trigo mezclada con agua y cocida a piedra, hasta los grandes y clásicos panes como la baguette o la ciabatta; desde los panes sin levadura de las sagradas escrituras y el pan pita del mediterráneo, hasta las masas madres y las levaduras secas; la panadería va de la mano junto con el hombre siendo culturizador y culturizante alimento básico. “Dannos Señor el pan nuestro de cada día”.

En nuestro regreso temporal a la ciudad de Mérida, Odisea Culinaria se recató al antiguo y real arte de hacer pan, de hacer de la harina una masa, por medio del agua de las emociones y el calor (fuego) de la espiritualidad, el trigo fruto de la tierra, el aire de las ideas los hacen levar a consistencias más esponjosas. Los cuatro elementos conjugados para la creación del pan de vida. Qué más alquimia que ésta la del pan? Qué quintaescencia se esconde en los secretos de la leva?

El pan de jamón rima con tradición, su olor es olor a mesa de familia, amamos el pan de jamón tanto como Rafael Cartay lo expresa en el epígrafe, y lo amamamos mucho más al hacerlo con nuestras manos. El pan habla al panadero, le susurra al oído sus secretos, le muestra impúdico sus necesidades, se queja de sus carencias. El pan, dorado, como el oro de la búsqueda alquímica , nos seduce, nos coquetea, nos hace agua la boca, nos asienta el espíritu y como una especie de Tai-Chi nos hace meditar en el movimiento del palote mientras estiramos la masa, nos hace entrar en contacto con el universo y estar en armonía con él por medio de los sutiles cambios que ocurren en el oscuro atanor, en la calidez y oscuridad del horno.

Quizás pensarán que exagero al decir estas cosas acerca del pan, si así es, nunca has hecho pan y no sientes el amor contagioso que infunde la panadería en el alma imperfecta del hombre. Si te parece exagerado es que no has disfrutado el delicado sabor del pan recién sacado del horno, que reconforta el espíritu y da calor al corazón.

sábado, mayo 19, 2007

Más sobre la Sopa rellena

Bueno sigamos con la sopa rellena y me permito poner este post de Duelos y quebrantos, que el Biscuter nos propuso revisar. Con el permiso de él.
Saludos a mis amigos del CIG y de la UNEY.


domingo, mayo 08, 2005

FERVOR DE LA SOPA RELLENA
Encuentro hoy en mi correo un email. Me han hecho llegar este artículo del Turco Najul:
"El viernes pasado en Salsipuedes tuvimos una experiencia gastronómica memorable. Hizo su aparición en nuestra mesa la sorprendente Sopa Rellena, un prodigio culinario que le debemos a la tradición gastronómica de ese bellísimo pueblo del estado Trujillo llamado Boconó.
La Sopa Rellena es una obra maestra de la cocina, un plato opulento, barroco, riquísimo, diseñado tal vez para una celebración sagrada, o en todo caso, paro los suntuosos yantares domingueros de los boconeses. Es el producto de la imaginación y del talento coquinario. No es un hervido ni una olla podrida. La tendencia que todos tenemos a comparar, y que la teoría de la argumentación califica como “propensión a la falacia analógica”, se estrella por completo ante este plato insólito. Así, y en rigor, para intentar una definición de esta maravilla sólo podríamos decir que una Sopa Rellena es una Sopa Rellena es una Sopa Rellena.
En Salsipuedes hicieron su propia versión a partir de dos recetas. Una de Gladys Gonzalo, tomada de su libro “Mojos, chichas y amasijos” y otra del escritor Oscar Sambrano Urdaneta incluida en el volumen colectivo “Diez menús bien pensados” (Monte Avila Editores, 1991, con prólogo de Helena Ibarra).
Sambrano usa pollo y en la receta recopilada por Gladys se emplea gallina. Con gallina, precisamente, trabajaron en el Centro de Investigaciones Gastronómicas de la UNEY y también con la libertad creadora que da buenos y sabrosos resultados cuando se sabe cocinar de verdad. Para lograr el milagroso plato que me asombró gratamente hace cuatro días, los cocineros de Salsipuedes hicieron esto:
Pusieron a hervir una gallina con ají dulce, cebolla, cebollín, ajoporro, picados en trozos, con el fin de obtener un caldo muy sustancioso. Una vez ablandada la gallina, la sacaron, la deshuesaron, la despellejaron y con las manos fueron desmenuzándola. Colaron el caldo para dejarlo enfriar y así desgrasarlo con más facilidad. Aparte sofrieron en poco aceite onoteado cebollín, pimentón, ají dulce, ajo cebollas y tomates, todo finamente picado. Al sofrito le agregaron alcaparras, pasas y aceitunas rellenas y después la gallina y dos tazas de vino blanco, sal, azúcar, un toque de comino y la dejaron a fuego medio hasta que el vino se evaporara y quedara un guiso espeso. Mientras tanto fueron picando en ruedas delgaditas pan campesino del día anterior y sancocharon un huevo por comensal. Para montar la sopa rellena tuvieron picado en lonjas quiso tipo paisa y parmesano rallado. En cada plato hondo pusieron las rebanadas de pan en el fondo, dos rebanadas del queso tipo paisa por comensal, un huevo picado en rueditas, dos cucharadas de queso parmesano y una cucharada grande de guiso. Eso lo cubrieron con rodajas de pan y con los quesos. Al momento de servir lo bañaron con un cucharón de caldo muy caliente. Lo demás fue disfrute.
¡Albricias por Boconó y su Sopa Rellena!"

José Luis Najul
Vicerrector de la UNEY.
http://wwwconuqueando.blogspot.com/2005/05/fervor-de-la-sopa-rellena.html

jueves, mayo 17, 2007


Mi amiga Zulmy García (Bloger-amiga) puso un post con la receta de la Sopa rellena boconesa ya que le pedí la receta hace algunos días. Gracias a Zulmy, prepararé la sopa y les contaré. Me permito copiar el post de su blog: http://zulmy.blogspot.com/. La olla de barro de la imagen es de mi tierra, así que una receta trujillana para un merideño en una olla de barro de la misma tierra. ¡Que vivan los andes venezolanos!



Sopa rellena al estilo boconés
A solicitud de Antonio Gámez – Odisea Culinaria - transcribo textualmente la receta de la Sopa rellena. Aparece en un libro extraordinario - Diez Menús Bien Pensados – que reúne menús de diez venezolanos conocidos por sus diversas especializaciones: Antonio Pasquali, Oswaldo Capriles, Juan Nuño, Rafael Di Prisco, Joaquín González, Fernando González, Enrique Hernández D'Jesús, Oscar Sambrano Urdaneta, Miro Popic y Carlos Hernández Guerra. Prologado por Helena Ibarra y de Monte Avila Ed. Cada uno de ellos arma su menú, lo bautiza, lo explica y comparte las recetas. En su oportunidad compré varios, no recuerdo cuantos, y los regalé a amigos con pasión gastronómica. Guardo el mío como un tesorito.Cuando la he hecho sigo la receta al pie de la letra, no he cambiado ni un ápice. La he doblado para 16 personas y queda igual de deliciosa. La única cosa que puedo agregar es que el refractario que he usado es una bella olla de barro merideña y la presentación es doblemente hermosa.

De Oscar Sambrano Urdaneta: Sopa rellena al estilo boconés

El plato que les ofrezco a continuación comienza por tener un nombre que es, si se quiere, una metáfora gastronómica. Lo aprendí a hacer en mi casa en Boconó y no sé de otro pueblo donde se le conozca. Se cocina los Jueves Santos, pero nada indica que no se pueda degustar en cualquier época del año. Aquí les brindo la receta, y, para todos, ¡buen provecho!

Ingredientes:

8 pechugas de pollo de aprox. 200 g c/u
500 g de queso parmesano rallado
20 g de jamón100 g de aceitunas rellenas
100 g de alcaparras
1 litro de leche
1 frasco pequeño de concentrado de tomate (200g)
½ frasco de salsa de tomate (200 g)
½ cucharadita de salsa inglesa
1 taza de vino blanco
14 tazas de agua
24 rebanadas de pan de sándwich desorillado
8 huevos salcochados y cortados en rodajas
6 tomates (500 g)
3 cebollines (100 g)
2 ramas de celeri
1 zanahoria pequeña
1 y 1/2 pimentón rojo (300 g)
2 ajos porro (400 g)
1 cucharadita de orégano en hojas
½ vaso de cilantro
¼ cucharadita de pimienta negra
½ frasco de onoto en polvo
½ taza de aceite
2 cucharaditas de sal
4 limones

Preparación:
1. Se frotan las pechugas con limón y se lavan bien. Se colocan en una olla en la cual se añadirán 12 tazas de agua, medio pimentón, la cebolla, zanahoria, un ajo porro, dos ramas de celeri y una cucharadita de sal. Se hierve todo hasta que las pechugas ablanden. Se separan las pechugas, se desmenuzan y se guardan. Se cuela el consomé y se aparta.

2. Se prepara un guiso mediante el siguiente procedimiento: Se cortan en trozos menudos y se sofríen luego, seis tomates, un pimentón, tres cebollines y un ajo porro. Después de cinco minutos de cocción se les añade una taza de agua, el medio frasco de onoto, y se dejan en el fuego hasta que hiervan y se sequen un poco. Luego se licúan y se les agrega el concentrado de tomate, la salsa de tomate, la salsa inglesa, media cucharadita de sal y una taza de vino blanco. Se aparta.

3. En una taza de agua se colocan las hojas de orégano y de cilantro finamente picadas, la pimienta negra y media cucharadita de sal. Esta preparación se mezcla en un envase con un litro de leche y en ella se van a remojar las rebanadas de pan.4. En un molde refractario untado con mantequilla, se coloca una tanda de rebanadas de pan remojadas como se indica en la fase tres y se las cubre con guiso. Sobre éste se colocan aceitunas, alcaparras, rodajas de huevo salcochado, pechugas desmenuzadas, trocitos de jamón, y abundante queso parmesano rallado. Se repite esta misma operación hasta completar 2 tandas. Se termina la tercera tanda con pan remojado cubierto completamente sólo por queso parmesano. Se le vierten dos tazas de consomé.Esta preparación se lleva al horno durante 30 minutos a una temperatura de 250F.Se sirve caliente y se le añade a cada plato media taza de consomé.

Acompañante:
La sopa rellena, por ser un plato muy completo, se sirve solo. Se sugiere acompañarlo con vino blanco seco y muy frío.
Para 8 personas