lunes, mayo 05, 2008

REINA PEPEADA, una crónica sabrosa


Mi amigo Juan Manuel Rodriguez es un Chef de pura pasión, es un conocedor de la cocina como pocos, su sapiencia raya en lo extravagante, maneja información acerca de los platos, sus variantes, su historia y hasta los cocineros que los preparan y sus aportes al plato. Con él aprendí cocina española, su paella es tan buena y exquisita que en EEUU donde ahora vive, huyendo de quién muchos huyen hoy día en mi país, fue reseñada ampliamente por revistas especializadas y periódicos en Carolina del Sur. Lo conocí a travéz de Elio Scanu, mi maestro de cocina, con Juan hicimos un festival de american steck house y así aprendí a cocinar grandes trozos de carne a la manera norteamericana y a hacer las famosas costillas BBQ, receta secreta de Juan Rodriguez, cuya salsa ganó cuatro años seguidas el concurso nacional de BBQ en el país del norte.

Hoy me envió un correo sustancioso mi amigo Juan, donde explica por medio de una entrevista el origen de la reina pepeada
. A continuación lo pongo acá para que lo disfruten, un saludo a mi amigo Juan y los mejores deseos para él y su bella familia.


LA REINA PEPEADA

Es la arepa más famosa del país. Su receta original dice que es una tostada rellena de pollo guisado y luego horneado, acompañado de lonjas de aguacate y granos de petit pois. Actualmente, los establecimientos la rellenan con ensalada de gallina, mayonesa y aguacate. Su creador aún está vivo, se llama Heriberto Álvarez, tiene 83 años y es nativo de Las Araujas, una población del estado Trujillo.
"La autoría de la Reina Pepiada no es sólo mía sino también de mis seis hermanos ya fallecidos y, por supuesto, de mi ingeniosa madre: María de los Santos Álvarez, que en paz descanse. Todo comenzó cuando mi papá murió, estando nosotros muy jóvenes. Mi mamá nos trasladó desde Trujillo para Caracas en un camión de estacas. Nos instalamos en la Esquina de Cola e' Pato, en El Guarataro. Allí montamos un negocio de empanadas. Se hicieron tan famosas que la gente se venía desde El Paraíso, expresamente, a probarlas. Como nos fue tan bien pudimos abrir otro local de Maderero
a Bucare, cerca de la Plaza Miranda. Mis hermanos y yo le pusimos El Chance.

Fue allí donde vendimos las primeras tostadas. Nuestro primer cliente se acercó a las 8:30 de la mañana, en octubre del año 49. Nos preguntó: 'Muchachos, ¿qué es eso de tostadas?'. Le explicamos que así se le decía a la arepa rellenita en Trujillo. Pidió una de queso
de mano y se la devoró gustosamente. En ese momento se llamaba Alfredo Sánchez, vivía a una cuadra del negocio y era un aficionado al canto. Después se convirtió en Alfredo Sadel. Imagínese qué suerte nos dio ese señor de ser el primero que se comiera una de nuestras arepas'. El origen del nombre
"Con el tiempo fuimos creciendo y, en el año 55, abrimos Los Hermanos Álvarez en La Gran Avenida, la que comunica Plaza Venezuela con Sabana Grande. Estábamos en un punto estratégico, porque teníamos al lado la hermosa floristería de las hermanas Belloso y un negocio muy visitado que se llamaba Todo París. Nuestros clientes fijos eran Aquiles Nazoa, Oscar Yanes, Billo Frómeta y Abelardo Raidi, entre otros.

Ese mismo año, la señorita Susana Duijm ganó el Miss Mundo. Para rendirle homenaje, vestimos de reina a una de nuestras sobrinas, que tenía apenas 12 años. La sentamos como en un altarcito para que la gente la viera en el establecimiento. Entonces pasó un señor y nos preguntó por qué teníamos a esa niña allí. Le explicamos que era un homenaje a la nueva soberana de
la belleza. Nos dijo: '¡Pero si yo soy el papá de Susana! Se las voy a traer para acá'. Y así fue. Un viernes, como a las 10:00 de la noche, se apareció la señorita Susana con su papá. Yo le di una tostada en sus manos y le dije: 'Mire, esta tostadita se la preparó mi mamá especialmente y se va a llamar La Reina, así como lo es usted'. Ella me dijo: 'Muchas gracias, mijo', y se la comió con un juguito. Y como en esa época, a las mujeres de buenas curvas, así como Susana, se les llamaba 'pepiadas', le pusimos ese apellido a la arepa. Mantuvimos el negocio hasta el año 68. Otro que nos promocionó incondicionalmente fue Renny Ottolina. ¡Cómo se portó ese señor con nosotros!". Sobre la preparación original
"Se amasaba muy bien la mezcla y se le incorporaba una cucharadita de mantequilla. En aquella época se conseguía la marca Alfa, que era muy buena y salía barata. Así, la masa adquiría una textura más flexible y perdurable. Una vez que se les daba forma, las arepas iban al budare por cinco minutos, luego al fogón hasta que se les levantaba la conchita, lo cual indicaba que estaban listas. El relleno, originalmente, es un pollo macerado: mi mamá primero lo sancochaba y le ponía bastante aliño y lo dejaba hasta el día siguiente en la nevera. Después lo horneaba y posteriormente era que le sacaba las lonjitas para rellenar la arepa. Una ocurrencia de ella fue ponerle aguacate. Y como en el negocio teníamos petit pois, porque a la gente le encantaba, entonces los añadimos a la arepa". Alrededor del reinado
"Después de La Reina vino otra arepa que también se hizo famosa. Era La Multisápida. La llamamos así porque Rómulo Betancourt hablaba, en los cincuenta, del surgimiento de una política multisápida. Queríamos hacer alusión a algo que estaba sobre el tapete. La nuestra tenía un poquito de queso, otro poquito de chicharrón, otro de pollo… Bien bonita, eso sí. No menos famosa fue La Prohibitiva. Era una tostada rellena de caviar, un invento de uno de mis hermanos como estrategia de ventas. La Reina costaba un bolívar y la gente se quejaba de que era muy cara, ya que las demás no pasaban de real y medio o real y cuartillo. Entonces pusimos La Prohibitiva a 2 bolívares para que La Reina luciera mucho más barata. Pero el venezolano siempre ha sido muy pantallero. Nunca faltaba alguno que llegara y dijera a todo gañote: '¡Álvarez, dame una prohibitiva!', y en secreto te susurraba: 'de queso de mano'. Todo era para aparentar que podían pagar una cosa que nunca se vendió. Otro de nuestros productos principales lo llamamos Sistema Nervioso. No era más que el mondongo. Le pusimos así por un borrachito maracucho que siempre nos visitaba y pedía: 'Dame un nervioso'. Según él, era lo único que le quitaba el malestar.

Pero el cliente, quizás, más importante que tuvimos fue el señor Luis Caballero Mejías. Una noche se presentó con una bolsita de harina y nos dijo: Muchachos yo preparé esta mezcla a ver si las arepas me quedan igual a las de ustedes. Nos pidió que la probáramos y nos explicó que eran dos kilos de maíz, primero sancochados, luego molidos y posteriormente secados. Nos fue muy bien con esa mezcla. Y cómo no, si lo que nos estaba dando era la fórmula de la harina pan. Un día se presentó un señor llamado Lorenzo Mendoza y le compró la receta. Lo demás es historia
'.

viernes, abril 25, 2008

ANFISBENA CULEBRA CIEGA, Ron mitológico


Foto: Nathaly Mora


Cuentan que la Anfisbena nació de la sangre que derramó la cabeza de Medusa cuando triunfante la llevaba Perseo volando sobre Pegaso. La sangre de la Gorgona cayó en las arenas del desierto Libio y así nació la Anfisbena. Resulta curioso que Pegaso el caballo alado nació también de la sangre de la Medusa al caer a tierra.

Dicen que Anfisbena tiene dos cabezas, una en cada extremo y que es ciega, pero que con cualquiera de sus lados puede propinar una picadura mortal. A esa serpiente mitológica se le atribuyen poderes sobrenaturales, entre ellos el de regenerarse, se le puede
seccionar en dos y ella se pega sola, se cura sola.

Jonuel Brigue le dedica un libro hermoso a esta bicéfala engañosa de la mitología, ANFISBENA, Culebra ciega. En Venezuela hay una culebra así: morrona le dicen en el estado Trujillo, su cabeza imita a la cola, en palabras de Enrique Flores quien le dedica un profundo ensayo al libro de Brigue llamado: La doble mirada de "Anfisbena". ensayo sobre la novela homónima de J.M. Briceño Guerrero dice de la Anfisbena:

"... que ofrece el engañoso aspecto de un reptil bicéfalo, especie de Jano metamorfoseado en serpiente."

Ese dios Jano que con su doble faz mira el pasado y el futuro, la aurora y el ocaso, el ensueño y la vigilia, siendo él mismo el presente. Al parecer era dios de las iniciaciones, pero representa también la duplicidad, la otracidad para hablar en términos cultos. Ese mismo Jano que Borges sitúa en la quinta simétrica donde muere su personaje Erick Lonröt en el relato La muerte y la brújula; el detective que luego de seguir el juego tramposo que le tiende su enemigo Scharlach el Dandy, cae atrapado por su propia búsqueda, se encuentra que la próxima víctima es él mismo. Esa quinta doble, de dos fuentes, dos escaleras, dos balcones, como una Anfisbena metamorfoseada en quinta.

Estas reflexiones me vinieron paseando por el mercado principal de Mérida, y en uno de sus pasillo me encontré con que venden Ron de Culebra ciega, ron de Anfisbena. Que es bueno para las partiduras de hueso, quizás por ese cuento de los poderes de regeneración de la culebra ciega. La sabiduria y la mitología simbólica contenida en una botella de aqua vita. La duplicidad, el número de universo según Pitágoras: La Anfisbena que se mueve veloz entre los siglos y entre las culturas y ayuda quizás a recomponer al hombre roto en partes, a soldarlas con sus poderes mágicos. En el marcado principal de Mérida se ocultan a vista de todos los símbolos que por siglos han mostrado al hombre tal y como es, en los pasillos del Mercado de Mérida venden licores simbólicos y rones mitológicos.


Foto: Nathaly Mora

domingo, abril 20, 2008

JULIO CORTÁZAR, LA RAYUELA, LOS FIDEOS Y RELOJ DE CERVEZA



a mi infinita amiga, que le carcomen preguntas sobre mí


Hace poco Karina publicó en su blog un post con un video de Cortázar recitando el capítulo 7 de Rayuela. La verdad nunca fui muy adepto de Cortázar, hasta el año pasado que en Seminario de Investigación y en un Taller de Lectura y crítica de textos literarios me metieron sus relatos a grandes cucharadas. Así rompí cierta resistencia que tenía de leer su obra. Cuando estaba más chamo, así se empieza a hablar cuando se comienza la vetustez; cuando estaba más chamo, estaba de moda
entre mis amigos Rayuela. Creo que alguna noviecita me lo recomendó diciendome que era genial las múltiples lecturas que de la obra se podían hacer, me lo prestó, lo pasee bastante, lo intenté leer y se lo devolví, convencido que la tal Rayuela sólo me gustaba cuando a escondidas, cuando las niñas habían dejado sobre la acera el tablero o avioncito de Pisé, como le dicen al juego en mi pueblo; a escondidas saltaba tratando de imitar esa agilidad desenfadada que tanto admiré de quienes se dedicaban profesionalmente a ese juego, es decir mis vecinitas, primas y compañeritas de clase. Quizás, cómo el pisé era un juego de niñas y Rayuela me lo recomendó una noviecita, hizo surgir mi crianza machista y me sentí un poco niñita por explorar en sus páginas el juego del salto y de la agilidad de recoger la piedrita en equilibrio sobre un pie.

Luego de oír la grabación del mismo Julio, recitando maravillosamente el capítulo 7 y con menos machismo en mi actuar, decidí leer Rayuela. Me lo prestó una amiga infinita, no una noviecita, pero fémina igual y me he encontrado con el placer sin remordimiento de saltar por sus capítulos, según el tablero sugerido por el autor, sin el ataque ensoberbecido de mi crianza machista. Saltando del capítulo 73 al 1 y luego al 2 y de allí el gran salto en un sólo pie al 116 me encontré con estas frases que me han conmocionado sutilmente, las recogí como piedritas del juego y me han hecho pedir hoy fideos en el restaurante chino, dejar entibiar mi cerveza para usar su espuma como cronómetro infalible de mi vida y recordar con descaro las comidas hechas junto a alguna amante, en el colchón, con las sábanas desordenadas y la lujuria satisfecha:

"... el placer era egoísta y nos topaba gimiendo con su frente estrecha, nos ataba con sus manos llenas de sal. Llegué a aceptar el desorden de la Maga como la condición natural de cada instante, pasábamos de la evocación de Rocamadour a un plato de fideos recalentados, mezclando vino y cerveza y limonada, bajando a la carrera para que la vieja de la esquina nos abriera dos docenas de ostras, tocando en el piano descarado de madame Noguet melodías de Schubert y preludios de Bach, o tolerando Porgy and Bess con bifes a la plancha y pepinos salados."

" No estábamos enamorados, hacíamos el amor con virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba piniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo..."



viernes, abril 18, 2008

LECCIONES SOBRE CARNE DE POMPILIO DIAZ


Puente sobre el rio Boconó de Libertad de Barinas.

Mi padre trabajó en los años setenta en el estado Barinas. Él cuenta que era una tierra difícil, donde se pasaban penurias de todo tipo. Le tocaba viajar por los pueblos alejados de la ciudad, por todo el Estado. Trabajaba para Malariología, una gloriosa institución fundada por el Dr. Gabaldón para combatir la Malaria. Se dice que en Venezuela sólo tres cosas llegaban a todos los rincones del territorio: La Polar (Una empresa que vende la cerveza más consumida del país), La Guardia Nacional y Malariología.

Papá cuenta que los campos de Barinas eran tierra inhóspita, con carreteras terribles, distancias atroces, donde aún teniendo dinero no se podía comer, ya que no contaban con servicios de restaurantes en todas partes y muchas veces se debía viajar un par de horas sólo para ir a comer. Así que, cuando se podía comer siempre trató de comer lo mejor posible.

Toño, mi padre; tuvo un mentor en Malariología llamado Pompilio Diaz, con quién aún estamos en contacto. Pompilio le enseñó a papá muchas cosas, no sólo dentro de la Institución sino fuera de ella, de la vida, del honor. Una vez viajando con Pompilio, estaban llano adentro y con mucha hambre se desplazaron a Libertad de Barinas, un pueblo donde existían unos cuantos restaurantes, cosa poco común en esos años. Digamos que habían tres comederos en el pueblo. En el pequeño restaurant, y claros ambos que carne es lo que querían almorzar; carta en mano mi padre se decidió por el Filete de lomito, mientrás que Pompilio pidió el Bisté (Beefsteak) de res a la plancha. Toño le dijo a Pompilio que tranquilo, que él iba a pagar la cuenta, que pidiera lomito. Les cuento que costaba cuatro veces más caro que el bistec normal. Pompilio le dijo que le iba a instruir sobre carnes ese día, que lo dejara tranquilo, que quería su bisté normal. Papá un poco molesto por la sencillez de la elección de Pompilio se resignó.

La Señora que los atendía se fue a la cocina, seguramente era ella misma quien cocinaba; y de pronto se escucharon unos golpes secos que venían de la cocina, pam, pam, (pausa) pam, pam, pam, pam... Pompilio dijo: "te fijas muchacho, los primeros dos golpes fueron pa´mi bistec. Los otros cuatro pa´tu lomito... jajaja... es la misma carne más golpiada. ¿No ves que es un pueblo pequeño y tiene varios restaurantes?, ¿Tú crees que teniendo la res un solo lomito todos los restaurantes del pueblos van a poder ofrecerlo en el menú? Nada muchacho, vas a pagar cuatro veces el precio de mi bistec por dos golpes más.

martes, abril 15, 2008

HARRY POTER, NICOLÁS FLAMEL Y LA COCINA


Foto: Orangel Estrada

Muchos de mis amigos son admiradores de Harry Poter, ese pequeño niño que en Hogwarts estudia el arte de la magia. En lo personal creo que la cocina tiene mucha coincidencia con la magia, dicen que lo observado en el proceso de cocción de una pieza de carne en el horno, los colores que se producen, tienen similitud con los colores que se pueden observar en el proceso alquímico. La verdad es que de eso no sé nada, sólo que me gusta pensar que esto es así, que al cocinar por el arte de la alquimia transformamos la materia en alimento, no sólo para el cuerpo sino para el alma.

Nicolás Flamel que los seguidores de los libros de Poter recordarán como amigo de Dumbledore, al parecer fue un personaje histórico que encontró un texto antiguo que le llevó 21 años descifrar, allí halló todos los secretos del Ars Magna y aprendió las transmutación real de los metales en oro. Al parecer también encontró el elixir para lograr la inmortalidad. Mi amigo Orangel Estrada tomó esa foto
que les pongo, de la casa Flamel en París, la cual por cierto forma parte del Relais Gastronomique, ¿casualidad? Hoy al ver ésta foto me siento como cocinero, como un pequeño alquimista o un aprendiz de los secretos de la magia, quizás lo juzguen fantasioso o un poco infantil, pero que sé muchos cocineros profesionales y aficionados han sentido esto alguna vez frente a los fogones.

viernes, abril 11, 2008

EL VIEJO Y EL MAR, MI PADRE Y EL MAR, LAS OSTRAS Y EL MAR


Hemingway y el mar es una dupla que es difícil dejar de asociar. En lo personal descubrí a Hemingway por deberes escolares, el bachillerato pide a sus estudiantes leer el famoso El viejo y el mar. Yo que nací en las montañas me hice de una imagen del mar tan grandiosa, la que me dió el relato de Ernest; que no podía esperar para volver a visitar la playa, cosa que se hacía una vez al año. Por cosas de mí papá, el cual vivió en muchas partes del país y no es andino exactamente, porque aunque nació en San Cristóbal, vivió allí solo un par de meses, en cambio se paseó por todo el país, obra y gracia de que mi abuelo Gámez trabajó para el extinto MOP (Ministerio de Obras Públicas). Así pues, que siendo andinos teníamos una cultura culinaria influenciada por las diversas ciudades donde vivió mi papá. Se comía arepa, por su puesto, pero otras cosas como suero, picante, casabe, y mucho pescado, amor por los productos del mar. Una extraña dieta para una ciudad que tenía un alto índice de padecer de Bocio por carencia de iodo, ya que queda muy lejos del mar y hay poca cultura de consumo de productos del mar, la nuestra era una dieta un tanto excéntrica.

Al viajar a la playa sólo comíamos productos marinos, nada de parrilladas a la orilla del mar, pescado y mariscos a granel. Una vez por ejemplo compró mi padre una cantidad inaudita de langostas en la península de Paraguaná, y el amigo que nos alquilaba la casa las preparó sencilla pero deliciosamente . Comenzó con un caldo de langosta, ligero y muy aromático, inolvidable ese aroma. Luego sirvieron un platón con langostas cocidas perfectamente acompañadas de una salsa cocktail, de moda para el época supongo. Muy rica comida.

Otro recuerdo inolvidable era cuando íbamos a Morrocoy, Parque Nacional en el Estad Falcón famoso por sus bellos cayos. Allí era común atiborrarnos de ostras, docena tras docena las engullíamos frente al mar, mi viejo y el mar, mi viejo, las ostras, el mar y yo.

Desde ese entonces me quedó esa imagen hermosa del mar como mi padre amoroso, atento y complaciente en vacaciones, que contrastaba con el riguroso y ocupado de todo el año, y por su puesto, el sabor de las ostras, que saben a mar, un delicado regusto a mar, un juguito que es como comer delicados trozos de mar cristalizado dentro de la concha, perlas líquidas que en la boca se materializan como la esencia misma del mar. Aunque yo que no soy poeta, ni nada que se le parezca me inspire para tratar de describir mi gusto por las ostras y el mar, nada como las palabras del viejo Ernesto, que en su A Moveable Feast (París era una fiesta) en las que describe magistralmente cómo es comer ostras. Imagen que se usa en la película City of Angels (Un ángel enamorado) para que un ángel (Nicolas Cage) entienda, ya que no tiene sentidos humanos, el gusto por ejemplo, lo que es comer una ostra.

"Comiendo las ostras con su fuerte sabor a mar y su deje metálico que el vino blanco fresco limpiaba, dejando sólo el sabor a mar y la pulpa sabrosa, y bebiendo el frío líquido de cada concha y perdiéndolo en el neto sabor del vino, dejé atrás la sensación de vacío y empecé a ser feliz y a hacer planes..."

E. Hemingway. A Moveable Fest




jueves, abril 10, 2008

THE TRIPLETS OF BELLEVILLE


Escena del film LES TRIPLETS OF BELLEVILLE

Siempre que cuelgo post en el blog trato de que lo que escribo tenga que ver de alguna manera con gastronomía... Algunos amigos que leen creen que no siempre eso esté tan claro, por eso para hablarles de la película: Les triplets de BelleVille, BelleVille Rendez-vouz. 2003 (Las trillizas de BelleVille), debo aclarar que las trillizas que originan el título de la película no son unas cantantes comunes, se alimentan como francesas sofisticadas de ranas, no sólo sus ancas, sino de toda la rana, que además las pescan usando granadas de mano. Maravillosa la escena que cenan sopa de ranas, brochettes de ranas, renacuajos secos a manera de palomitas de maíz, al ritmo de la música improvisada al estilo Stamp con los objetos que tienen a la mano, que van desde una tetera hasta el plato. Después salen comiendose unas ranas a la menra de lolli pop.

Si esto no es suficiente relación, una de ellas usa como instrumento en los recitales las rejillas de la nevera... extraño. Además, Madame Souza la protagonista del film, cocina un guisado protéico para su nieto Champion, con cabezas de pescado a la manera de una super Boullabeise. Los malos son miembros de la Mafia del vino y actúan en el France Wine Center... Además, el pequeño mecánico al servicio de los malosos, que parece más un ratón que un hombre que sale en una foto frente al famoso letrero de HOLLYFOOD. Un Maitre de la salsa de un restaurant que denota por su postura curva lo servil que se puede ser. Bizarras catas de vino, sustitución de vino tinto en lugar de sangre para los ciclistas secuestrados, son otras de las relaciones entre la película y el mundo de la gastronomía. El eslogan de la alfombra a la entrada del France Wine Center: In Vino Veritas.

Realmente mi excusa para hablar de esta estupenda película es ella misma, es un ejemplo del rescate de la animación con dibujantes a la vieja usanza con aportes de las nuevas tecnologías, una combinación de dibujo animado, animación por computadoras y películas a blanco y negro. Su estética es casi gótica, oscura y un poco surrealista. Magnífica muestra de buen cine, una dirección impecable, una música preciosa, jazz interpretado por las trillizas en persona...
Les recomiendo ésta película para que se den un banquete de buen cine animado.

martes, abril 08, 2008

EL CONDE DE POVEDILLA Y LA ATENAS DE YARACUY


El samán de Guama


Conocí al Conde cuando él estaba cumpliendo ochenta años, en su casa, una bella finquita con vista a la ciudad de Mérida. Bailó toda la noche y después de sacar a la pista todas las mujeres, cuando digo todas son todas. A las seis y media de la mañana cuando había bailado con todas, bromeado con todos, cantado a dúo con su hijo el bolero: "Nosotros, que nos quisimos tanto"... de rodillas en su mímica de el ruego del bolero. Cuando sólo quedaban los más parranderos y los que él no dejó irse por la hora, decidió buscar una gallina y hacer un suculento sancocho.

Vivió en Madrid en la época de la Venezuela Saudita, con su característico bigote a lo Salvador Dalí y una capa larga; su altura y particulares modales completaba el atuendo. Así emperifollado, visitaba el bar de Paco en la calle Povedilla. Allí, a cuenta de bolívar fuerte (de verdad) frente a la peseta, le pedía al gallego: "Paco, un chato para mi y uno para los muchachos..." Vasitos de vino para los habituales del lugar. Ellos preguntaban que quién era ese extraño hombre de bigotes erectos y capa larga, con ese donaire y generosidad de brindar incluso a quienes no conocía. A lo que respondía el hábil cantinero: Un Conde LatinoAmericano. De allí su apodo: el Conde de Povedilla, por el nombre de la calle donde estaba ubicado el bar. El cuento es que los hombres halagados le respondían el gesto a su vez con un chato. Por lo general tomaba más de lo que brindaba.

Un día en Madrid, el Conde cogió su carro y se fue a París. No hablaba ni papa de Francés, lo paró la policía llegando a París, cuanto se salvó. Le preguntaron en francés, inglés, portugués, alemán y finalmente en español que dónde era, a lo que respondió sin titubeo: de Guama. ¿Y dónde queda eso? Es un pequeño principado en medio de Venezuela. El Conde muy ocurrente.

Nos hicimos amigos y me invitó a su finca: Pénjamo, en el páramo de la Osa cercano a la Azulita. Allí, se develó como un consumado jugador de trompo, un excelente anfitrión y un cocinero estupendo. Preparó su famoso mojito guameño, para comer en el desayuno de ese domingo glorioso. Como buen chef, sólo dirigió, picamos los aliños entre los invitados, que día maravilloso.

Escribió un libro: Por los caminos de Guama, amó a su pueblo tanto, que sólo con sus cuentos le insuflaba al oyente unas ganas de conocer Guama. Guama, no es un principado en el centro de Venezuela, sino un bello pueblo en el Estado Yaracuy conocido como la Atenas de Yaracuy por la cantidad de profesionales que hay entre su población. Lamentablemente no pude ir con el Conde a conocer su feudo.

El año pasado, cuando visité a Cuchi y su equipo en el CIG de San Felipe, pedí ir a Guama y conocer ese pequeño principado donde nació este hombre genial: Manuel Sosa, el Conde de Povedilla, en sus calles recordé su espíritu y su alegría de vivir. Hoy quise hablar de él, cuando oí por casualidad el famoso bolero "Nosotros que nos quisimos tanto..." que por cierto no sé cómo se llama.

lunes, marzo 31, 2008

DE POR QUÉ COCINA TAKESHI


El Señor Take, como lo conocen los muchachos y muchachas de su equipo, es un cocinero serio. Él mismo busca los ingredientes para su restaurant, él mismo cocina; es uno de esos chef´s que no creen que exista un estado útopico "donde ya no haga falta cocinar", no es un chef de oficina, es un chef de cocina con todo el peso de la palabra. El Señor Take es un chef de fuego y guerra, él está frente a los fogones en todo servicio, su otra mitad está en la sala del restaurant, la otra mitad es Norma, su esposa; quien es una encantadora anfitriona, Norma su media naranja. El resto del equipo, un grupo de muchachos que tienen cultura de trabajo y la perfeccionan con el hombre que viene de la tierra donde se rinde culto al trabajo, de la tierra donde la búsqueda de la perfección se puede hacer en cualquier oficio que se tenga.

El Señor Take es un cocinero de vocación y de pasión, él vive por la cocina. Encontré en el blog de Faitha Nahmens lo que pusieron en el Libro Tocar Fuego acerca del Chef Takeshi y aquí se los pongo. Un detalle importante de destacar es que ahora es chef del Restaurant Papiros en la Estancia San Francisco, también en el Valle, en Mérida.


TAKESHI NAGAHAMA, PASIÓN POR LO VERDE

Como casi todos los que se enrolan en el oficio, desde pequeño cocinaba en casa; pero la curiosidad por el mundo de la gastronomía, que rebasa al ámbito de las cacerolas y sus perfumados contenidos, se le despierta observando a una tía que, en Nagoya, su ciudad natal, fungía de maestra de la ceremonia del té.

“La cocina es un rito al que influye todo lo que lo empaca: la atmósfera del sitio donde se sirve la comida, el ritmo del servicio, el orden del menú, la vajilla, el sonido de fondo…”.

Luego de recibirse en ingeniería agrónoma, la sensibilidad que, por cultura y por origen, lo hará militante de la sutileza y sus vapores en la cocina, lo impele a mudarse a América como miembro de los cuerpos de paz.

Llega a Ecuador y ejerce en la solidaridad. Pero el trópico hace estragos en su delicado gusto. Emerge sin lugar a dudas la vocación de cocer impregnado como está de nuevos olores y sabores; tan decidido está que, una vez concluido el período de embajador de buena voluntad se muda a España, la raíz, a estudiar cocina.

Cocina y viaja; los chefs tienen mucho de nómadas. Estudia y trabaja en restaurantes de buen nivel en Cataluña y Galicia y descubre boquiabierta la insensata pesadez de los potajes cargados de proteína y frijoles. Hace amistad con los embutidos y los aceites. Incorpora a su mundo vegetal y marino ligero y de tenue cocción el fuego abrasador que todo lo domeña. Remata en Menorca donde se alza como chef. Hasta que se hace cargo de la sucursal del San Pau barcelonés en Tokio. Y es yendo por este camino cuando una venezolana lo convierte en hombre casado, y le cambia el rumbo. Takashi Nagahama más temprano que tarde se instalará, con todo y su vocación por el mar, al lado de las montañotas merideñas; correrá con suerte. Es el flamante chef de El Laurel en el parque Ecowild y es quien, siempre en busca de paz, se refocila la oportunidad: tiene libertad para cocinar lo que le gusta –alta cocina de fusión, a estas alturas con la sazón japonesa como telón de fondo y lo español cada vez más difuso-, supeditado, claro, a los productos que le ofrece la circunstancia, y de hacerlo a sus anchas, en un espacio a su medida, verde y sin estrés citadino; el de los fogones es lugar común. “Me siento tranquilo”, dice en un castellano casi perfecto.

“Hay cosas que no sabría o no querría hacer… preparar algunas piezas de cacería, por ejemplo… he probado caballo y chigüire, hay que probarlo todo, pero no prepararía muchas de estas cosas raras para mí… no sé lidiar con su sabor”, confiesa quien no se amilana frente al trabajo ininterrumpido de los de su oficio. “Es que creo que se cocina para disfrutar y hacer disfrutar a otros. No importa al final cuál plato es el de tu preferencia, lo importante es que esté bien logrado, bien hecho y bien presentado, la cocina debe ser buena… Para eso el chef debe estar feliz. Si cocinas con enojo o con tristeza por algo que te pasa o porque no entiendes la materia prima lo que hagas va a quedar mal. La mejor receta es aquella que haces con cariño. No importa cuánto cansancio implique. Cocinar tiene que ser una diversión”. La música, por cierto, está excluida. Que la aprovechen los comensales si les es posible. La sinfonía única que oye y compone Nagahama es el menú. Otra cualquiera lo distrae. A los 36, cuando tiene tiempo, oye jazz, bossa nova y la risa del bebé que acaba de nacer. "



martes, marzo 25, 2008

LA NARANJA, EL SOL Y LAS MANERAS DE PELAR Y COMER UN PLANETA


CHINA: FRUTA CON FORMA DE PLANETA. Amarilla, lisa y lustrosa la concha produce verdín. La jugosa pulpa está dividida en gajos. Comestible dde tres maneras:

1. Se pela con las uñas y se va pelando gajo a gajo; suele haber un gajo mucho más pequeño que los demás, es el gajito de la virgen debe dejarse de último.

2. Se pela con navaja o cuchillo, se parte en dos por el ecuador y se exprimen los hemisferios en un vaso para beber el jugo.

3. Se pela con navaja o cuchillo, se le saca un cono del polo norte y se chupa por el boquete mientras se exprime. Al pelalarla con navaja o cuchillo se puede dirigir el filo hacia afuera para ir cortando pedazos más o menos circulares de concha que en el suelo forman un cuadro suceptible de interpretación; o bien se dirige hacia adentro, teniendo cuidado de cortar primero un polo y luego seguir por los paralelos en trayectoria espiral sin romper la continuidad del corte hasta llegar al otro polo, la concha se convierte así en una larga serpiente retorcida que se lanza hacía arriba; si cae mostrando el lado amarillo, el deseo que en ese momento tengamos se realiza, si cae por el lado blanco, se realiza el temor que en ese momento nos asedie.

Éstas son las formas ortodoxas de comerla, todas las demás son inelegantes, hacen daño o están prohibidas, excepto una forma mixta antigua y aceptada que consiste en cortar la concha por dos meridianos que hagan cruz en un polo y respeten al otro, para luego abrirla en cuatro pétalos, sacar la china desnuda y conservar la flor como trofeo y ornamento.


Las chinas no cuestan nada; si en la casa de uno no hay o se han acabado, va uno a una casa vecina donde haya y le dice a la señora: Permiso, señora, para bajar unas chinas. La palabra bajar es muy importante, pues las chinas se pueden bajar o tumbar, se bajan con la mano o con una vara de horqueta, se tumban a pedradas o a macetazos. La señora siempre dice: Bueno, cómo no, pero no me maltrate la mata. No, señora, dice uno, aquí tengo una caña brava con la punta preparada y un saco. No es cortés llevarse más de un saco.

Al que se traga las semillas puede nacerle un mata en la barriga. Las chinas verdes sirven para jugar la pelota para jugar bolos, pero la gente grande desaprueba ese uso. En otras partes hay una fruta muy parecida a la china, la llaman naranja; no es conveniente llamar naranja a la china porque se le cambia el sabor. En los mismos sitios donde hay naranjas, los muchachos matan pájaros con fonda como nosotros pero la llaman erróneamente china; no importa sigue siendo fonda.
Holadios
Jonuel Brigue



Nunca ví antes una descripción más hermosa y exacta de lo que es una china. Me fascina la china y si le hacemos caso a lo que dice el autor, de que la china es una fruta con forma de astro celeste, yo diría que es cómo un pequeño sol, de manera que en las mañanas que tomamos un vaso de jugo de naranja recién exprimido de alguna manera tomamos un vaso de sol.


sábado, marzo 22, 2008

LOS MANJARES PARA JONUEL BRIGUE


Hay muchos manjares en el mundo. De los que me gustan, solamente he tenido pequeños mendrugos o nada. De los que me repugnan, me hartan la vida todos los días. Los que me gustan no me corresponden, no me tocan, no son para mí; debo pagar sobras con grandes esfuerzos y dolor. Los que me corresponden, como en un reparto, no se corresponden con mi deseo. ¿Será que alguien me cambió mi parte? ¿Será que alguien me quita lo mío? ¿O será que el repartidor me castiga por algo o se queda él con la mejor parte?

Holadios
Jonuel Brigue


¿Será que algunos manjares no me han correspondido a mí? ¿Será que alguno me corresponda algún día? mientras tanto exploro los manjares y el paladar. Los manjares no simpre se comen, algunas veces ellos lo comen a uno, lo disfrutan, lo paladean y luego ni lo recuerdan. Otras simplemente lo escupen, y la tristeza de un mal plato te embarga el corazón.

viernes, marzo 21, 2008

DEGAS, EL AJENJO Y LA IMPRESIÓN QUE TENGO DEL IMPRESIONISMO


E. Degas, La bebedora de ajenjo (L'Absinthe), 1876, óleo sobre lienzo,
MuséeOrsay, París.


Les pongo una pintura de Edgar Degás, un pintor que me encanta. Más impresionismo, que obsesión, más ajenjo, cómo en Mont Matre con los poetas malditos. Me llama la atención eso de los licores prohíbidos, ví en un programa de History Channel, donde explicaban que lo de la prohibición del ajenjo y la campaña en su contra fue una estrategia de los viñedos franceses que a causa de una terrible enfermedad que les dió a las vides, y las consecuencias de ello, había perdido terreno el vino frente al ajenjo, bebida favorita de los poetas, pintores y todos aquellos de vida bohemia de París del Siglo XIX.

Aunque está prohibida en la mayoría de los países, el ajenjo ha tenido un resurgimiento hoy día. En Alemania y en España, tengo entendido la producen y es legal; en los EEUU al parecer hay quienes la producen también. La llamada Hada verde vuelve a volar.

Curiosamente a esta pintura le pusieron Ajenjo posteriormente a su creación, originariamente se la llamó Un esbozo de un café francés, y más tarde Figuras en el café o En un café. El título se cambió definitivamente en 1893 a L'Absinthe, con el que esta obra es conocida hoy en día.

jueves, marzo 20, 2008

LA COCINA COMO OFICIO ANTI-SOCIALISTA


Sin ánimos políticos les cuento esto que me ocurrió de verdad y sólo lo cuento para recordar las polémicas palabras de Santi Santa María sobre lo de que ser cocinero es ser un farsante que trabaja para complacer y exprimirles los dinerillos a gente rica y snobs. Bueno no dijo cocinero, dijo chef.

Hace un tiempo el gobierno venezolano creó un plan llamado: Misión Vuelvan Caras, inspirado supongo, en la premisa esa de que si quieres ayudar a un hombre, no le des un pescado, enséñale a pescar. Bueno el plan era fabuloso, se les daba cursos a la gente de algún oficio, luego se les daba una inducción acerca de cómo crear un negocio con el oficio aprendido en los cursos, se le asesoraba luego para crear un cooperativa y se les conseguía un crédito con condiciones especiales. Los instructores y el equipo del plan, no sólo hacían la asesoría, sino que también hacían un seguimiento del progreso del negocio creado, para orientarlo hacia el éxito y para ayudarlos en las dificultades.

Bueno en vista de que el plan me pareció excelente, me ofrecí de voluntario para ser instructor de cocina, no por la paga sino porque me parecía un idea maravillosa y muy bien estructurada. Así, me fui al INCE turismo y me ofrecí para formar parte del Plan Vuelvan Caras. Antes de ser instructor había que hacer un curso de formación, -por supuesto dije de inmediato- Lo extraño fue que el primer componente era el Componente Socio-Político, claro entiendo que una señora o un jóven que quiere aprender un oficio como cocinar, debe saber primero que nada quién fue Marx, qué importancia tienen los medios de producción, la Cogestión, la revolución LatinoAmericana, pensamiento político del siglo XX, la manipulación de los medios de comunicación y un largo etc... que si les cuento no me creen.

En fin, los instructores del curso de instructores, unos Señores y Señoras (La reivindicación de la mujer en la sociedad venezolana) bastante cerrados en cuanto a las ideas, por cierto que un par de ellos con fama y gloria de ser combatientes de las calles (tira piedras, diría mi compadre). Bueno, ellos nos instruyeron acerca de la manipulación que hacía el imperio Yanqui sobre los medios de comunicación y de cómo la CIA nos atacaba incesantemente de formas no tan claras pero precisas para socabar el poder del pueblo en Venezuela. Un día y luego de preguntarme a qué me dedicaba, les dije que era cocinero, (el chef es un cargo y blah blah), pero ellos de inmediato me etiquetaron de chef, además y por la zona donde vivo de bugués.

Todo el cuento aunque no lo crean no es para hablar mal de gobierno, contra el que no tengo nada. Sino para narrarles cómo uno día un de los instructores me llamó aparte para decirme que eso de chef era un oficio con el que se debía tener cuidado, porque el pueblo era educado para ser un vil sirviente de la burguesía predominante y lacaya del capitalismo. Qué uno lo que hacía era ayudar a la proliferación y fortalecimiento de la explotación a la clase trabajadora para manentener el Status Quo de la oligarquía venezolana. Qué como revolucionario no se debería estar de acuerdo con esto. Además, él propondría que se reconsidere la cocina cómo un oficio necesario para huír del capitalismo por medio de la creación de las cooperativas donde no existan los asalariados explotados sino donde todos sean dueños de la empresa, perdón, empresa es un término capitalista.

Yo me pregunto, ¿Qué pensaría el instructor, que por cierto es muy pana y buena gente, y pienso, cree en la revolución a pie juntillas; que además es honesto y no se ha vuelto millonario con las influencias en el gobierno. Si se diera cuenta que grandes clientes de restaurantes "capitalistas", que gastan groseras cantidades de dinero y que han hecho de la buena vida una marca personal, son los líderes de la llamada revolución? ¿Quizá no diga esas cosas tan fuerte o se decepcionaría?

Mientras, los cocineros seguimos siendo unos farsantes, pero entre farsantes te veas.

martes, marzo 18, 2008

CARTAGENA UN SIGLO DE HELADOS Y SODAS


ANONIMO Interior heladería y sodería El Polo Norte. 1920
Copia reciente en gelatina. Cartagena un siglo de imágenes.

Al estilo de Manuel Allue ví esta foto en el libro de Cartagena un siglo de imágenes y me imagine el calor de Cartagena estos hombres tan trajeados en la Sodería y Heladería Polo Norte, sin aire acondicionado tomándose algo frio para huír del calor tropical. Alguno quizás descansando del trabajo, alguno quizás poeta, alguno pensando en la amada y ligando que presa del calor llegué al local también. El dueño dormitando mientras espera que lleguén más clientes. En la rocola alguna pieza de época donde los sombreros de pajillo y los zapatos de charol puedan mostrarse mientras se baila.
El fotógrafo ni siquiera dejó su nombre, pero a pesar del tiempo tenemos la imágen.

lunes, marzo 17, 2008

DE POR QUÉ COCINA WENDOLY LÓPEZ


Una pastelera venezolana que admiro es Wendoly López, en Tocar fuego que hace una reseña de cada cocinero que allí en el libro escribió pusieron esto sobre wendoly que a su vez saqué del blog de Faitha Nahmens


Wendoly Lópes, el por qué del ponqué

Caraqueña de buen ver, la brillante estudiante de ingeniería de computación en la Simón Bolívar se asoma a la claraboya de la pastelería La Crocante, en la urbanización La Lagunita, y anuncia que quiere trabajar allí, y, claro, llenarse de harina, padecer el calor fatigoso de los hornos, amasar y, por añadidura, cargar los sacos de azúcar que sean necesarios. Risas.

Todos los empleados, puros hombres, pensaron que la niña, entonces desconocida, sería apenas una desocupada caprichosa y que acaso sería divertido verla aprender la lección. La contrataron de inmediato. Al mes, la historia era otra. Wendoly López, la chica que a los siete vendía chupetas de chocolate de su autoría, se había crecido tanto que la nombraban jefa y más: encargada de la sucursal por abrirse en el Cubo Negro de Caracas. “La pastelería siempre me gustó”, es obvio. Graduada después en Publicidad y contratada para ejercer un cargo importante en una empresa petrolera, por fin desistiría e iría al grano, acaso de trigo. “Tengo claro que el postgrado en Mercadeo queda suspendido hasta quién sabe… La cocina es mi vida, no habrá más interrupciones”.

Sous chef de Andreas y ahora mismo chef de pastelería de Sibaris, el proyecto más reciente de Sumito Estévez, la chica que bailara flamenco de manera profesional y dejara en el tintero la tentación de la tablas tiene no sólo clara la vocación por el oficio sino asumidas el perfil de los de la especialidad: “Un cocinero es alguien que puede improvisar aunque tenga un mapa de lo que está creando, un pastelero en cambio es un neurótico que mide todo con criterio milimétrico, o sea, un maniático… un loco”, ríe de buena gana. “Y es lo que soy, ja… por ejemplo, no permito que nadie use mis aperos de repostería en la cocina… y en casa, donde tuve por un tiempo un taller de pastelería de lo más artesanal, siempre guardé todo aparte… es que si cortas pescado con el cuchillo con que rebanas un pastel, aunque lo hayas lavado mil veces, queda un regusto en el fondo desagradable”, explica. Meticulosa en extremo como sus pares, ha sido, no obstante, original e innovadora en el quehacer. Cuando vendía pasteles para banquetes y tortas para bodas embelesó a las novias y sorprendió a las abuelas con aquellas tortas no puras ni blancas, ni cubiertas con el empalagoso pastillaje de rigor, sino las de chocolate que puso de moda y endulzaron muchos matrimonios. “Sí, rompí el molde”, se jacta quien no sólo reinventó la apariencia de los pasteles sino que se ufana además de ser capaz de deconstruir sus contenidos. “No es inmodestia pero la mayoría de los pasteleros ha llegado al oficio aprendiendo al dedillo las recetas, pero desconciendo qué hacer cuando les falta mantequilla; resulta que la cocina exige orden pero también comprensión, saber por qué esto va bien con esto otro o qué podría sustituirlo, repito, los pasteleros somos precisos pero me niego a actuar como robot, a repetir los trucos de manera mecánica”.

Fanática insatisfecha del cine y el mar –“trabajo todos los días de sol a sol, y no el de la playa precisamente”- Wendoly López se las apaña para cuidar al futuro chef que tiene en casa: “Creo que es lo que será mi hijo”. Profesora de pastelería en el centro comercial San Ignacio e instructora en el Instituto Culinario de Caracas, por añadidura, se mantiene afanada –y delgada contra todo pronóstico- no por workaholic sino por enamoramiento. “Este trabajo es duro…Duro y desafiante… El comensal está afuera esperando y tú tienes el tiempo contado para hacer las cosas perfectas, esto es, que quedes satisfecho tú y que logres satisfacerlo a él… Sí, es como el cierre en una redacción, sólo que si tú publicas el error yo se los hago probar. Por eso casi no duermo”.

miércoles, marzo 12, 2008

LA CIENCIA Y LA MÍSTICA DE LA TORTILLA DE PAPAS.


"Entréme donde no supe,
y quedéme no sabiendo

toda sciencia trascendiendo"
Coplas del mismo sobre un éxtasis de alta contemplación
San Juan de la Cruz





Esta mañana me levanté temprano, fui a hacer un par de cosas, regresé a casa, me senté en la compu a revisar unos recetarios que debo enviar hoy, y a media mañana me dio hambre, claro levantado desde las 5:30 am es media mañana es más que mediodía. Me fui a preparar una tortilla de papas.

Hace un tiempo que vengo estudiando la cocina desde un punto de vista científico, sé que suena pedante, es sólo que me he puesto a investigar el por qué de lo que ocurre en los procesos culinarios desde el punto de vista físico-químico, quizas para estar en honda con lo que ocurre en la cocina actual, quizás una snobisno disfrazado de curiosidad intelectual, quizás es sólo ocio. En fin, para eso comencé revisando
Internet, luego revisé algunos libros, John Gribin por ejemplo con su Introducción a las ciencias, luego tuve que revisar materia y cosas que estudié en la secundaria, terminé comprando algunos libros que se especializan en el tema, luego de una visita obligada la biblioteca de Medicina de la Universidad de los Andes.

Haciendo la tortilla
recordé a McGee en su capítulo donde habla de los procesos por los que pasa el huevo al ser cocinado, proteínas, la acción de las moléculas que vibran, albúmina, reacciones químicas, recordé al profesor "Quijadita" de cuarto año en el bachillerato, explicándonos con su tono grandilocuente la ley de la lluvia y los ácidos y las bases. Pero el proceso en que el huevo se coagula, vi el huevo batido en la pista de baile de la sartén bailar al ritmo de las moléculas en vibración, el teflón evitando la adhesión del huevo. Luego me serví la tortilla, solita así me gusta, jugosa pero cocida, las papas suaves luego de una cocción previa y después sofritas en aceite de oliva con un poco de ajo (hay de los puristas que me odiarán) las cebollas dulces y crocantes, una brizna de tomillo fresco (lo que queda de mi pequeño jardín de ventana) la saboree, la disfrute y de pronto se me olvidó toda ciencia, toda química, todo discurso neococinero, molecular y sórdido con pretensiones académicas.

Ví la magia de la cocina en una simple preparación, ¿aún vale saber como se realizó? ¿Qué ocurrió dentro de la tortilla? no lo sé. Lo que puedo decir es que el cocinar es un acto de fe, donde el intelecto se relega y se da paso a la intuición, así sin saber cómo ocurre (no tengo nada en contra de quienes sí saben) es realizado el acto alquímico de la transformación, de la trasmutación, de la separación de lo sutíl de lo espeso. No importo cómo se hacía, sólo importó hacerla, y más allá de toda razón quédeme no sabiéndo toda tortilla trascendiendo.

En cualquier caso en la cocina confluyen las ciencias puras con las ciencias empíricas (valgame el título) en la cocina viven la poesía, la magia, la danza, las artes plásticas, las música, la química, la física, la biología, la botánica, la medicina y otras cosas aparentemente antagonicas sin diferencias despreciativas de unas con otras y a la vista de todos las leyes del universo y sus misterios se manifiestan y se develan.

Buen Provecho

martes, marzo 11, 2008

DE CÓMO COMENZÓ A COCINAR TOMÁS FERNÁNDEZ


A mí siempre me ha interesado cómo llega la gente donde está, los giros de la vida, el destino juguetón, el libre albedrío, las epifanías, los hitos, las casualidades, las causalidades; lo que sea que lleve a la gente en busca de sí mismo y en busca de una vía que les lleve a lo que son en escencia. La felicidad consiste en hacer lo que a uno le gusta para vivir, así encontré esta entrevista que le hicieron a nuestro amigo Tomás Fernández a propósito de la publcación del libro Tocar Fuego, y casualmente menciona la película: El Banquete de Babette cosa que hace que las coincidencias nos parescan casuales.


TOMÁS FERNÁNDEZ SOBRE LA OLA

"El destino lo fue aproximando a la cocina de manera aparentemente azarosa. Luego de que deja los estudios, cuando más enterrado está en la inopia, la vecina, una dama que enseñaba a un puñado de chicas casaderas el recetario básico para la supervivencia culinaria, lo rescata de la inercia invitándolo a participar de la, aparentemente, sosa experiencia; entonces descubre una insospechada pasión. No. No le quita la novia a ningún futuro marido.
Descubre, en el candoroso ambiente doméstico, que lo suyo es la gastronomía.

Es así como con sólo 17 años habrá conseguido colarse como asistente de cocina en Le Petit Pois, en Parque Central y hacerse un espacio en la nómina del mismísimo hotel Caracas Hilton. Desde entonces no ha parado la noria febril que ha sido la trayectoria del chef de Le Gourmet. Quien ahora capitanea los fogones del hotel Tamanaco hace tiempo que comprendió que la cocina es su carta de navegación y su ancla. La base de su multisápida historia que salpimentan el mar y las estrellas.

Cuando sumaba apenas 24, orondo, regentaba ya su propio restaurante, Tope, uno muy exclusivo, exitoso y conspicuo, ubicado en El Hatillo. “Tenía reservaciones hechas para los próximos seis meses, una locura”. Servía puras rarezas, al insípido león, al oso dulzón, alce, avestruz y bachacos culones. “Fue un boom”, que lo dejó exhausto, pero no escarmentado, eso jamás. Luego de que lo cierra, funda su propia pastelería la cual, también clausurada, da paso a las siguientes estaciones del carrusel: la Paninoteca, el Bar Sí y Pasha. Se hizo cargo de la cocina del club del Country junto a Marc Audivert, tuvo el placer de integrar la congregación de ungidos que trabajó con el mítico Pierre Blanchard y, de panes y manteca con la cofradía de los franceses, aprendió con Gerard Cherance, maitre y chef, que la restauración es un oficio que rebasa los fogones. Claro que también viajó, estuvo cocinando en Santiago de Chile, en Córdoba y en Londres y se hizo fanático de la gastronomía del sur del Pacífico, aquella que mezcla –“como nosotros”- lo salado y lo dulce, y se prepara con vapores y en segundos; “dicen que el mismo tiempo que se toma un francés para cocer una carne lo emplea un tailandés para preparar el menú de todo un mes”, ríe.

Paradójicamente, ha regresado al recetario galo, luego de tomar conciencia de la tersura de la batata y de la profundidad del sabor del ocumo, de asumir como válido el rociar con soya lo que se le ocurra o de desentrañar el misterio del faisán: “Es una guacharaca”. En el remodelado Le Gourmet –siguen invictos la clásica sopa de tomate, la cubiertería de plata y la performance del que flambea en medio de la escena- puede lucirse al cobijo de la bien ganada fama del tradicional establecimiento. Es puerto seguro. Y es que Tomás Fernández se ha permitido el desliz de una profesión paralela y de cualidades similares: si con una, la cocina, intenta gratificar, con la otra, la de guardacosta, consigue agradecimiento, salva vidas. “Para ejercer en cualquiera de las dos vas de blanco y lo mejor, para ninguna tienes que hacer reválida: son oficios útiles en cualquier parte”, se divierte. Intenso, le falta despejar la incógnita de los cruceros. “Estuve en uno donde había tres mil pasajeros y todos comían a la carta, quise ir a la cocina a ver cómo se las ingeniaban para cocinar tanto y tan variado, me imaginaba el infierno de Dante, claro, con su cielo, que es como son las cocinas, pero no me permitieron pasar por razones de seguridad… puedes ser un terrorista… o puede ser que tras la comanda estuvieran puros extraterrestres de mil brazos, como en Men in Black, que temían ser pillados”. Tomás Fernández adora el cine. El que sea. Rambo o El festin de Babette. Cuando tiene un resquicio mínimo de tiempo, alimenta sus fantasías."


sábado, marzo 08, 2008

EL FESTÍN DE BABETTE Y LA POBREZA DEL ARTISTA



"Las únicas cosas que nos llevamos de esta vida terrenal
son las cosas que hemos regalado.
.."
Pastor
Isak Dinensen. El Festín de Babette

Nunca antes tuve la oportunidad de ver la película: El Festín de babette (Babettes gaestebud) de Gabriel Axel, basado en el relato de Isak Dinesen; hasta ayer que me la regalaron y la de inmediato. Me pareció un extraordinario film, exquisitamente realizado y de una profundidad que no se aprecia a simple vista, es sencillo como la cocina clásica, sin rebuscamientos innecesarios pero de una complejidad que no aparenta de entrada.
No voy a hacer un resumen del argumento porque sé que muchos de Uds. la han visto y la adoran. Primero les dejo el menú del festín francés que ofrece la ex chef del Café Anglais con sus respectivas bebidas:

  • Comienza el banquete con caldo de tortuga y un excelente vino amontillado.
  • Blinis Demidoff con el mejor caviar; Champagna, Veuve Clicquot, cosecha 1860.
Antes del principal el famoso discurso del General Lorens Lowenhielm, que habla de que en Paris el general Galliffet le contó que la chef del Café Anglais llevaba a sus comensales con la cena: "en una especie de aventura de amor, que no distinguía entre apetitos carnales y los apetitos espirituales" Contó que Galliffet en el pasado se había batido en duelo por el amor de una hermosa mujer. Pero que en ese momento no quedaba una mujer en Paris por la que se ofrecería a derramar su sangre, con la excepción de la chef de aquél restaurant. La chef -mujer para el asombro de muchos- era considerada como la máxima genio culinaria.
  • Caills en Sarcophage, codornices rellenas de trufa negra dentro de una voul-au-vant con jus a manera de salsa preparado con el vino con el que lo sirven: Clos de Vougeot de chez Phillippe, cosecha 1845
  • Luego mezclum de lechuga, radichio y envidias con nueces y vinagreta francesa, el mismo vino.
  • Selección de quesos, entre ellos roquefort.
  • Un cake hermoso con crezas frescas, frutas confitadas y una salsa dulce de algún licor aocmpañado del mismo vino.
  • Frutas: Lechoza, piña, uvas, dátiles, higos; todo de excelente calidad.
Discurso del general a manera de brindis:
"La misericordia y la verdad se han encontrado. La rectitud y la dicha se besarán mutuamente. El hombre, en su debilidad y falta de visión cree que debe tomar decisiones en su vida. Tiembla ante los riesgos que toma. Nosotros no tememos. Pero, no; nuestra decisión no tiene importancia. Llega el día cuando nuestros ojos se abren, y llegamos a entender que la misericordia es infinita. Sólo es necesario esperarla con confianza y recibirla con gratitud. La misericordia no impone condiciones. Y, he ahí, todo lo que hemos elegido nos ha sido concedido, y todo lo que rechazamos también nos ha sido concedido. Sí, también recibimos lo que rechazamos. Porque la misericordia y la verdad se encuentran juntas. Y la rectitud y la dicha se besarán mutuamente..."
  • Café recién molido y luego el Marc Vieux, Fine Champagne en la sala d la casa, junto al piano con una hermosa canción de Filipa, que con su dulce canto complementa la cena.
Babette se ha gastado en la cena los 10.000 francos que se ha ganado en la lotería, pero no sólo para agasajar a sus comensales, sino porque tiene la posibilidad de hacerlos felices cuando hace su mejor esfuerzo y cita al personaje Achille Papin, un famoso cantante que aparece en la película:
"Por todo el mundo, se escucha el grito del corazón del artista: Denme la oportunidad de hacer mi mejor esfuerzo"
y no es el fin de Babette que decide quedarse en Dinamarca y no regresar a París, le dice Filipa a la manera del Juglar de nuestra Señora de Anatole France: que en el cielo podrá ser la gran artista que Dios quizo que fuera, y cómo habrá de encantar a los ángeles con su comida. Además Babette no ha quedado en la bancarrota porque según ella declara: " Un artista nunca es pobre"

Hermosa y conmovedora película, llena de poesía y espiritualidad, ganó el Oscar a la mejor película extranjera en 1986.

miércoles, marzo 05, 2008

LAS BERENJENAS, LA CENA DE BORGES Y BALTAZAR


Tres cosas me tienen preso

De amores el corazón:

La Bella Inés, el jamón

Y las berenjenas con queso

BALTAZAR DE ALCÁZAR(SIGLO XVI)



De berenjenas sólo el nombre, elogios al libro más que nada, El elogio de la Berenjena es un excelente libro lleno de anécdotas como esta de J.L. Borges, tan caro a mi corazón:

"El argentino Jorge Luis Borges contó una vez-con ese tono de sorna mentirosa que usaba en algunas ocasiones para burlarse de sí mismo-que había decidido divorciarse de su primera mujer la noche en que ella le sirvió de cena, al mismo tiempo, un plato de ensalada y un café con leche. Lo consideró, con toda razón, un menú abominable."Me dí cuenta-dijo-que no me quería"
Esta es una de las deliciosas anécdotas que nos ofrece este libro de Abel Gonzáles. El autor por cierto confiesa en una entrevista que el nombre del libro lo hizo en honor al relato de Galeano que pusismos en el post anterior. En este libro Abel pone anécdotas de famosos que van desde personalidades de la literatura,pasando por famosos del cine y la música, vale la pena leerlo y adquirirlo, no sólo lo pidan prestado comprenlo.

lunes, marzo 03, 2008

Galeano, las berenjenas, Nowak y Arcimboldo


Encontré este relato de galeano que me gustó y por eso lo pongo por acá. La imagen es "Salad" de Till Nowak. Creada en el 2006, inspirada en las obras asombrosas obras de Giuseppe Arcimboldo. Me gusta mucho este alien vegetal que me recuerda la tersura y fuerza de este vegetal.
La berenjena
Eduardo Galeano Página 12

HACE MIL AÑOS, dijo el sultán de Persia:

-Qué rica.
El nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.
Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, y para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:
-Qué porquería.

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.

-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno -comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de las ciencias de la comunicación, puso las cosas en su lugar:
-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.
El relato lo saqué de: Aquí y la imagen de acá